En la Universidad, el desequilibrio entre la atención que destinamos a la investigación y la docencia es palmario. Nadie niega la relevancia de las publicaciones científicas, ni de los avances en laboratorios, pero priorizar la producción investigadora ha llevado a desatender la actividad en el aula. Se asume, de forma equivocada, que quien investiga con rigor sabe enseñar con la misma solvencia. El resultado es que millones de estudiantes —en Iberoamérica se estima que hay más de 34 millones de universitarios, según datos de la OEI— encuentran no solo las clases poco estimulantes, sino que están convencidos de que no hay un interés real en que aprendan, solo en que escuchen.
Al evocar mi propia anécdota, recuerdo el silencio estupefacto de los alumnos y mi ataque de vergüenza. Ese incidente resume la cultura que se ha instalado en muchas universidades, donde se prima la transmisión unidireccional del conocimiento por encima de la interacción y el aprendizaje orientado al desarrollo de competencias basadas en conocimientos punteros. Lo cierto es que necesitamos profesionales capaces de enseñar con la misma pasión con la que investigan, y que escuchen a los estudiantes tanto como escuchan a sus colegas de laboratorio. Apostar por la calidad docente refuerza, en lugar de debilitar, la misión esencial de la educación superior.
El desafío consiste en sacudir estructuras y prioridades, y atreverse a invertir de verdad en la docencia. En ocasiones, basta un simple instante —como ese en el que te quedas sin aire mientras hablas— para comprender que el objetivo principal no es abarrotar a los estudiantes de datos, sino despertar en ellos la pasión por aprender. Esa chispa es la que impulsa una formación universitaria de calidad y da sentido a la misión de cualquier institución de educación superior.
Francesc Pedró es director del Instituto internacional de la UNESCO para la Educación Superior (UNESCO IESALC) y miembro del Consejo Asesor de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
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Source: elpais.com