La política portuguesa ha vivido este domingo una revolución, que altera el modelo de partidos vivido desde 1974, tras la caída de la dictadura. La coalición conservadora AD, liderada por Luís Montenegro, ha ganado las elecciones, pero el gran triunfador de la noche es el líder de Chega, André Ventura, que le ha disputado la segunda posición al Partido Socialista y se ha quedado tan solo a 52.000 votos de dar el sorpasso.
AD, con el 32,7% de los votos, aumentó sus escaños de 80 a 89, muy lejos de “la mayoría mayor” que su líder reclamó durante la campaña para gobernar con comodidad en un Parlamento que elige 230 escaños. Los socialistas, los grandes perdedores de la noche con el 23%, sufrieron una sangría de más de 400.000 votos respecto al año anterior y bajaron de 78 a 58 diputados. Solo en las elecciones de 1985 y 1987 registraron un derrota más grave. Pasada la medianoche, su líder, Pedro Nuno Santos, anunció su dimisión como secretario general para asumir su responsabilidad por los resultados.
Los electores ni penalizaron a Montenegro por su empresa familiar ni tampoco a Chega por los escándalos que protagonizaron algunos de sus diputados en los últimos meses. “Los partidos que han causado la inestabilidad han sido premiados”, lamentó Pedro Nuno Santos.
Durante buena parte de la noche Chega estuvo por delante del PS, aunque finalmente se quedó como la tercera fuerza, empatados en el número de escaños. El 22% de los votos le permitirá aumentar su grupo parlamentario de 50 para 58 diputados. Esto confirmaría el fin del ciclo del bipartidismo que ha distinguido la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles. “Hoy ajustamos cuentas con la historia”, proclamó Ventura en su discurso, dirigido a quienes “se han sentido humillados en estos 50 años de régimen”. También advirtió que “aún no han visto nada”, en respuesta a la denuncia del líder socialista sobre la “agresividad” de Chega en esta campaña.
La suma de fuerzas de izquierdas (30%) es la más irrelevante de la historia de la democracia del país. Un hecho del que Ventura se vanaglorió: “Chega superó al partido de Mário Soares, mató al partido de Álvaro Cunhal y barrió al Bloco de Esquerda”. A diferencia de su intervención de hace un año, esta vez no abrió los brazos a un pacto con AD. Su ambición, con los nuevos datos, no es ser ya la muleta de Montenegro, si no sustituirle. “Estamos casi en el punto para poder gobernar”, dijo. “Nada seguirá igual en Portugal a partir de hoy”, subrayó.
Contra los teóricos de la fatiga electoral, los portugueses votaron más que en 2024: 64,3%, cuatro puntos más (59,84%) que en marzo de 2024. Nada que ver con las colas históricas que se formaron ante los colegios electorales hace 50 años para elegir a los diputados que tendrían que redactar la Constitución, pero entonces los portugueses votaban libremente por vez primera tras medio siglo de dictadura y ahora votan casi cada año, al menos desde 2022. En esta ocasión, forzados por la caída del Gobierno de la coalición conservadora AD debido a la crisis abierta por una cuestión de ética política del primer ministro, Luís Montenegro, que mantuvo operativa la empresa familiar, Spinumviva, cuando llegó al cargo.
El refuerzo de Chega puede haber alterado la estrategia de André Ventura, que hace un año presionaba a toda costa para pactar con el primer ministro. Sus óptimos resultados tal vez le disuadan ahora de hacerlo y prefiera pasar esta legislatura como líder de la oposición, un título que reclamará puesto que considera que Chega es la segunda fuerza.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, convocará a los líderes de todos los partidos a partir de este lunes para conocer sus preferencias para tratar de conseguir una gobernación estable.
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Source: elpais.com