Las universidades pactan una estructura común del examen de Selectividad y descartan unificar contenidos

“Hemos hecho unos mecanismos de armonización, pero no está en nuestra mano obligar a otros a que los apliquen”, ha resumido María Antonia Peña, rectora de Huelva, y responsable del grupo de acceso y admisión de la CRUE que ha llevado a cabo los trabajos. Y Rosa de la Fuente, vicerrectora de estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, ha añadido: “Cada comisión organizadora (de la PAU en las respectivas comunidades autónomas) tiene su margen y su autonomía para llevar a cabo la prueba como considere. Pero todas las administraciones educativas tienen el mismo reclamo por que la prueba sea cada vez más armonizada, y coinciden en que son las universidades las que tienen los conocimientos técnicos como para avanzar en el desarrollo de esos modelos cada vez más comunes”.

En la PAU de este año ya se han introducido una serie de elementos comunes, derivados en parte de la regulación aprobada por el Ministerio de Educación. Entre ellos, que las faltas de ortografía penalizarán al menos un 10% en las materias que impliquen desarrollo escrito (como Historia de España o Filosofía), un 15% en los ejercicios de lengua extranjera y hasta un 20% en las de castellano y lengua cooficial (allí donde hay).

El acuerdo presentado este lunes incluye un importante aumento de dicho listón de competencialidad en buena parte de las asignaturas. En Historia de España, por ejemplo, el ejercicio será competencial en al menos la mitad de las preguntas “pero podría llegar al 100%”, según la información proporcionada por la CRUE. En Historia del Arte, oscilará “entre el 80% y el 100%”. En Lengua Castellana y Literatura será del 70%. El mismo porcentaje que en Historia de la Filosofía y en Alemán. En Geografía, la competencialidad queda fijada en el 50%, y en Matemáticas aplicadas a las ciencias sociales, en el 40%.

Este último planteamiento parece, desde un punto de vista teórico, tener sentido, dado que en España rige un distrito universitario único, que permite a un estudiante que realiza, por ejemplo, la PAU en Galicia competir con la nota que obtiene en la prueba con otro de Aragón para matricularse en una carrera en Zaragoza.

En la práctica, sin embargo, unificar contenidos resulta inviable o, al menos, tan complicado que las universidades lo descartaron de entrada (y así lo han subrayado este lunes) y las propias comunidades del PP, con discreción, han acabado asumiéndolo (y, de hecho, han pasado de proclamar una PAU única a una PAU común). Uno de los motivos que hacen muy difícil que los exámenes sean los mismos es que los contenidos que se estudian en Bachillerato en las 17 comunidades autónomas son distintos.

El ministerio fija las llamadas enseñanzas mínimas ―que equivalen, al menos, 50% de las horas de clase―, las comunidades pueden completar al resto, y todas, independientemente de su color político lo hacen, en base a argumentos educativos, políticos o identitarios.

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