Las lentes desarrolladas reciben el nombre de UCLs (lentes de contacto de conversión ascendente) y son capaces de captar la luz infrarroja. Funcionan gracias al uso de diminutas nanopartículas de conversión ascendente. A pesar de su nombre técnico, su función es sencilla de entender: actúan como traductoras de luz infrarroja, que es la que emiten muchos objetos calientes o fuentes de energía. Las lentillas, en concreto, son capaces de capturarla y convertirla en luz visible que sí puede percibir el ojo humano.
Las UCLs ya han sido probadas tanto en ratones como en personas. En los ensayos con animales, los roedores equipados mostraron reacciones claras ante estímulos infrarrojos: evitaban zonas iluminadas con infrarrojos o respondían con reflejos automáticos a la luz, incluso con los ojos cerrados. Por su parte, los participantes humanos fueron capaces de ver la luz invisible de forma parpadeante, como si se tratase de código morse. Y eso no cambiaba ni siquiera cuando tenían los ojos cerrados. Por el contrario, veían hasta mejor.
Pero el equipo fue aún más lejos. No solo quería que los usuarios fuesen capaces de ver luz infrarroja, sino también de distinguirla entre distintos tipos. Gracias al ingenio, la luz invisible, que es la que se encuentra por por debajo de 380 nm (nanómetros) o por encima de los 750, pasó a adoptar un color concreto. Las longitudes de onda infrarrojas de 980 nm se convirtieron en luz azul, las de 808 en verde y las de 1.532 en roja.
Además de permitir a los usuarios percibir con mayor detalle dentro del espectro infrarrojo, estas nanopartículas codificadoras por colores podrían modificarse para ayudar a las personas daltónicas a ver longitudes de onda que de otro modo no podrían detectar, según los investigadores. «Al convertir la luz roja visible en algo parecido a la luz verde visible, esta tecnología podría hacer visible lo invisible para estas personas«, señala el investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China.
Pero el equipo detrás de las lentes tampoco se quedó ahí. También desarrolló un pequeño sistema de gafas con lentes que dirigen la luz de forma precisa a través de las lentillas. Gracias a este, los participantes en el estudio fueron capaces de distinguir formas y patrones alcanzando niveles de resolución similares a los de la visión humana normal.
Sea como sea, en palabras de los autores, el ingenio representa un primer paso para que los humanos comiencen a ver luces que anteriormente eran imperceptibles, algo que podría redefinir cómo vemos el mundo y abrir una nueva dimensión sensorial con aplicaciones potenciales en la ciencia, la medicina, la seguridad y hasta el arte.
Source: www.abc.es