El pasado octubre, en el Boletín Oficial del Estado se publicó un real decreto que pasó desapercibido pero que podría llegar a suponer el primer e inicial paso de un cambio que la sociedad ya empezó a reclamar como necesidad hace unos años y que el feminismo lleva décadas intentando que se ponga sobre la mesa de Gobiernos e instituciones: el de los cuidados, que recaen, cada vez menos pero aún mayoritariamente, sobre las mujeres. En ese real decreto se creó una nueva cualificación profesional, Atención a personas no dependientes con necesidades de cuidados en su entorno cotidiano, y ese perfil profesional nuevo es la ranura que el Gobierno ha abierto para comenzar a estudiar cómo convertirla en una Formación Profesional, es decir, a profesionalizar los cuidados.
Y ahí, mientras hablaba de la “necesidad de transformar una sociedad que tiene que ir evolucionando desde la conciliación hacia una auténtica corresponsabilidad social, familiar y en las empresas”, aludió a la profesionalización de los cuidados.
“Es verdad que los cuidados son profesiones poco valoradas y creemos que hay que incidir en la profesionalización específica de esos cuidados. Hemos trabajado con el Ministerio de Educación para generar una línea específica destinada a tener en cuenta estas habilidades específicas en cuanto al cuidado”, apuntó Redondo.
Preguntados posteriormente ambos ministerios por esto, tanto Educación como Igualdad confirmaron que están trabajando de forma conjunta “para estudiar cómo trasladar la cualificación profesional a un plano formativo”. También ambos ministerios reiteran que es algo aún “muy incipiente”.
Pero aún no se sabe. Eso es lo que Educación e Igualdad están estudiando sin poder hablar aún ni de plazos ni de contenidos: “Está todo en fase de desarrollo”.
Solo en cuanto al cuidado no profesional de personas en situación de dependencia, según el IMSERSO, en 2024 en España había algo más de 83.500 personas que atienden esos cuidados, el 87,9% son mujeres. Con los datos del INE de 2022 sobre ocupados a tiempo parcial por número de hijos y tipo de hogar, “un 23,0% de mujeres (de 25 a 54 años) empleadas con un hijo trabaja a tiempo parcial frente al 3,4% de hombres. En el caso de tres o más hijos los porcentajes son 24,6% y 5,1% respectivamente”.
Un estudio de la Cambra de Comerç de Barcelona de octubre del pasado año analizó los cuidados no profesionales en Cataluña y en las mujeres de la llamada generación sandwich, las que tienen entre 45 y 64 años y están terminando de criar a sus hijos y empezando a cuidar a sus padres; los resultados fueron que ellas dedican una media de 49 horas a la semana a esos cuidados, seis más que los hombres, y que si cobrasen por hacerlo según lo que marca el convenio pertinente, ganarían 2.782 euros brutos cada mes.
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Source: elpais.com