La IA puede ayudar a detectar la depresión y el riesgo de suicidio

Abrirse con ChatGPT puede ser muy sencillo para una persona. Desde hace tiempo, muchos usuarios recurren a la máquina parlante de OpenAI, o a otras de su clase que andan rondando por la red, para compartir sus problemas cotidianos o, simplemente, encontrar algo de desahogo. Ahora, un reciente estudio elaborado por investigadores de Corea del Sur apunta que el empleo de chatbots de inteligencia artificial puede ser útil para identificar síntomas de depresión y riesgo de suicidio en pacientes.

Dicha prueba, que invita a los pacientes a completar frases como «Yo soy…» o «Mi futuro será…», ha sido utilizada durante décadas para encontrar problemas de salud mental. La idea detrás del estudio era sencilla: si una persona refleja emociones negativas en sus respuestas, como desesperanza o autocrítica, ¿puede un modelo de IA identificarlo como una señal de alarma?

Para sacar conclusiones al respecto, el equipo analizó los datos de 1.064 pacientes psiquiátricos de entre 18 y 39 años que fueron atendidos en el Hospital Boramae de Seúl. Todos ellos habían completado el test STC. Tras borrar cualquier rastro de datos personales, introdujeron las respuestas escritas -más de 52.000 frases en total- en modelos como GPT 4, uno de los que mueve a ChatGPT, o al Gemini de Google.

El modelo de ChatGPT fue capaz de detectar la depresión con un nivel de precisión del 72% sin necesidad de entrenamiento previo, y subió al 75% cuando se le dieron ejemplos. Con el riesgo de suicidio acertó en el 73% de los casos.

De acuerdo con los investigadores, la IA no está en condiciones de reemplazar al diagnóstico clínico tradicional realizado por humanos. En su lugar, se debe intentar avanzar para que los profesionales puedan utilizarla como una herramienta complementaria que les ayude a detectar posibles señales de alarma en pacientes que, quizá, requieran de una evaluación más profunda. Sea como sea, es fundamental mejorar el rendimiento de la IA y su seguridad antes de su aplicación clínica.

En esa misma línea se mueve Gerard Anmella, psiquiatra e investigador de la Unidad de Trastornos Depresivos y Bipolares del Hospital Clínic de Barcelona. El profesional remarca en ‘SMC’ que el estudio representa «un paso más en el camino hacia una salud mental personalizada, democratizada y basada en marcadores objetivos«: »Se espera que estas herramientas, en el futuro, puedan complementar el trabajo de los profesionales y ayudar a las personas a comprender mejor sus propios problemas de salud mental».