Y de fondo, la inevitable sombra de la NBA. La Euroliga sube a 20 equipos para acoger bajo su paraguas a un mayor número de clubes y evitar así que capte más adeptos. La guerra está abierta y, como sucede por ejemplo en el golf por la escisión entre los circuitos tradicionales y la Liga saudí, comienza una lucha para saber a qué bando se alista cada soldado. “La Junta acordó presentar una lista preliminar de los equipos participantes propuestos, dependiendo de que se completen todos los trámites requeridos”, expresó este jueves la Euroliga, que cuenta de momento con las cartas más potentes y que con la ampliación pretende captar a esos nuevos socios que cita sin dar sus nombres. Entre ellos está el Valencia Basket, que después de sus dudas iniciales y la tentación de esperar a la NBA está más cerca ahora de volver a la gran competición europea y estrenar en ese escenario el Roig Arena. También entra en ese saco el Hapoel Tel Aviv, ganador de la Eurocup, el proyecto levantado a base de talonario de Dubai, el Mónaco subcampeón de la Euroliga, el Partizán de Belgrado, el Estrella Roja y la Virtus de Bolonia, aunque la partida de ajedrez sigue jugándose. La idea del organismo que preside Dejan Bodiroga es firmar contratos de varios cursos para evitar fugas.
Enfrente, el Unicaja mantiene su idea de permanecer en la Champions de la FIBA, competición que ha ganado los dos últimos años y que será una de las puertas de acceso a la futura NBA europea. Así lo explicaba su presidente, Antonio Jesús López Nieto, en una entrevista en EL PAÍS después de ganar la Copa: “Nadie nos ha invitado a la Euroliga. Y si me lo ofrecen, al 95% digo que no. Que reflexionen por qué el premiado rechaza el premio. No puede ser que por jugar la Euroliga pierdas dinero. El baloncesto es deficitario. En la ACB, si ganas, pierdes. Ya ni hablemos de la Euroliga. Los contratos son más altos, los vuelos, habitaciones de hotel individuales, mayor plantilla, y el reparto televisivo es solo para los dueños. Si nos invitan, por televisión recibimos cero euros. Por márketing, cero euros. El único ingreso son las 1.000 entradas que podamos vender. Hay un premio por el orden clasificatorio, pero si algún fundador no llega al millón y medio de euros que tienen garantizados, se le resta a los demás. El baloncesto está basado en un mecenazgo irreal. Debe acercarse a la sostenibilidad. Todas las competiciones dan pérdidas. Nosotros tenemos 15 millones de presupuesto y se va a mantener. La NBA estudia aterrizar en Europa pero ve unos números catastróficos”.
A ese grupo de la Champions FIBA ha vuelto el Alba Berlín después de salir de la Euroliga, y lo que era antes un torneo del segundo escalón va aumentando su importancia en los últimos cursos. Un menor número de encuentros y una mayor contención económica juegan a favor de este lado del cuadro. Una Euroliga con 38 encuentros de fase regular obliga a plantillas más amplias, nuevos contratos, muchos más viajes (la sección de baloncesto del Real Madrid perdió 27 millones de euros cuando ganó la Euroliga en 2023).
Otra derivada es qué sucederá con las ventanas FIBA. Esa supuesta paz para evitar que los encuentros de las selecciones internacionales coincidieran con los partidos europeos de clubes puede saltar por los aires. El enfrentamiento entre la federación internacional y la Euroliga tras la alianza con la NBA y el aumento del calendario, que deberá pasar de ocho dobles jornadas a 12, complican el entendimiento. Más enredos para un baloncesto en ebullición.
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Source: elpais.com