El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reaccionó este jueves a través de Truth, su red social, a la anulación por parte del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos de sus mal llamados aranceles recíprocos y de los impuestos a las importaciones de China, México y Canadá con el pretexto del fentanilo y la inmigración. Tras más de 24 horas de silencio, escribió un largo mensaje en el que ataca a los jueces, incluido el que él nombró, y defiende su poder presidencial frente al del Congreso. Aplaude que la aplicación de la sentencia se haya suspendido y pide que se revoque: “Si se permite que se mantenga, esto destruiría por completo el poder presidencial: ¡la presidencia nunca volvería a ser la misma!“, tuiteó el presidente. Mientras, su equipo prepara un plan B para aprobar los aranceles por otra vía si es necesario.
“El Tribunal de Comercio Internacional de los Estados Unidos falló increíblemente en contra de los Estados Unidos de América en relación con unos aranceles que se necesitaban desesperadamente, pero, afortunadamente, el pleno de los 11 jueces del Tribunal de Apelación de Estados Unidos para el Tribunal Federal de Circuito ha suspendido la orden”, relata Trump.
El Tribunal Internacional de Comercio declaró ilegales los aranceles con que Trump ha declarado la guerra comercial al mundo. “Las órdenes arancelarias impugnadas serán anuladas y se prohibirá permanentemente su aplicación”, concluyeron tajantes los tres jueces. Uno de ellos, Timothy Reif, fue nombrado por el propio Trump; otra, Jane Restani, por Ronald Reagan, y el tercero, Gary Kazman, por el demócrata Barack Obama.
Como ya habían hecho sus colaboradores, Trump pone a esos magistrados en su punto de mira, pese a que él nombró a uno de ellos. “¿De dónde vienen estos tres jueces iniciales? ¿Cómo es posible que hayan causado un daño tan grande a los Estados Unidos de América? ¿Se trata simplemente de odio hacia ‘TRUMP’? ¿Qué otra razón podría haber?“, se pregunta. Los jueces dan la razón en su sentencia. Trump se saltó la Constitución y la ley con sus aranceles, extralimitándose en sus poderes, como viene haciendo de forma frecuente en la deriva autoritaria de su segundo mandato.
Luego, entra en el fondo del asunto. “La sentencia del Tribunal de Comercio Internacional de los Estados Unidos es tan errónea y tan política”, dice, sin aportar ningún argumento que sostenga esa tesis. “Esperemos que el Tribunal Supremo revoque esta horrible decisión que amenaza al país, de forma RÁPIDA y DECISIVA”, añade. Tres de los nueve jueces del Supremo fueron nombrados por Trump en su primer mandato. En el tribunal hay una mayoría de seis jueces conservadores frente a tres juezas progresistas.
“La horrible decisión establecía que yo tendría que obtener la aprobación del Congreso para estos aranceles”, se escandaliza Trump, que ya ha mostrado reiteradamente su tendencia a invadir las competencias del Poder Legislativo.» En otras palabras, cientos de políticos se sentarían en Washington durante semanas, e incluso meses, tratando de llegar a una conclusión sobre qué cobrar a otros países que nos tratan injustamente. Si se permite que se mantenga, esto destruiría por completo el poder presidencial: ¡la presidencia nunca volvería a ser la misma!“, subraya.
Sin embargo, un tribunal de apelaciones suspendió de forma cautelar urgente la aplicación de la sentencia, dejando los aranceles en vigor mientras analiza el caso en las próximas semanas y decide si mantiene la suspensión cautelar mientras estudia el fondo del asunto. Si no la mantuviese, el Gobierno de Trump podría aún acudir al Supremo.
La sentencia no entra a analizar los aranceles del 25% a la importación de acero, aluminio, vehículos y componentes, dictadas en virtud de otras disposiciones. Hipotéticamente, Trump podría tratar de imponer nuevos aranceles a otros productos o utilizando otras delegaciones de poderes.
De hecho, el equipo de Trump ya está estudiando activamente un plan B por si la sentencia no resulta revocada. El propio fallo de los jueces recordaba que la Ley de Comercio de 1974 otorga al presidente la posibilidad de aprobar aranceles por un periodo limitado de 150 días y con un techo del 15% en respuesta a desequilibrios en el déficit comercial.
Esa es, según publicaba este jueves The Wall Street Journal, la primera vía que estudian los colaboradores de Trump. Le permitirían mantener la mayoría de los aranceles actuales mientras emprende investigaciones específicas país por país para imponer aranceles en respuesta a prácticas comerciales injustas, como permite otra disposición. Eso requiere un proceso largo y farragoso, pero tiene mejores fundamentos legales. Es la vía que utilizó Trump durante su primer mandato para imponer aranceles a China.
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Source: elpais.com