Israel agrava el desmantelamiento de la sanidad de Gaza al forzar el cierre del último hospital del norte

El deterioro de la precaria red sanitaria en Gaza avanza a pasos agigantados. El ejército de Israel completó la noche del jueves la evacuación forzosa del último hospital que funcionaba parcialmente en la gobernación del norte de Gaza, una zona de la Franja que el Gobierno de Benjamín Netanyahu pretende vaciar de habitantes. La huida de doctores y pacientes fue la culminación a una campaña militar que sitió el Hospital Al Awda al completo durante 14 días y que incluyó múltiples bombardeos contra el edificio. La persistencia del personal médico, que se negaba a desmantelar el último centro sanitario disponible en la zona, agotó la paciencia de los soldados israelíes, que la tarde del jueves lanzaron un ultimátum. “Nos dijeron que entrarían y nos matarían a todos si no evacuábamos”, explicó por teléfono el director del centro este viernes a EL PAÍS, apenas unas horas después de los hechos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que el cierre de este hospital, ubicado en Yabalia, supone el fin de un recurso “vital” para la población del norte del enclave. Más allá del cierre de este centro, el conjunto de Gaza ha perdido el grueso de su sistema sanitario. El 94% de los hospitales en la Franja han quedado dañados o destruidos por la ofensiva israelí iniciada en octubre de 2023, según datos de la propia organización.

El desalojo final del este centro coincidió el jueves con nuevas órdenes de evacuación por parte de las tropas israelíes que afectaban esa zona. Avichay Adraee, portavoz del ejército en árabe, había publicado la noche del jueves un aviso en las redes sociales señalando un puñado de barrios y de municipios al norte de la ciudad de Gaza. Entre ellos, Yabalia. Allí se encuentra el Hospital Al Awda, que recibe pacientes de la Gobernación del norte de la Franja, fronteriza con Israel. “Los grupos terroristas continúan su actividad en esta región”, decía el portavoz. “A partir de este momento, estos territorios son considerados zonas de combate”, añadía.

Los intentos israelíes para vaciar de gazatíes el norte del enclave, una zona devastada que ya fue objeto de desalojo durante muchos meses de la guerra, hasta que se permitió parcialmente el regreso de los habitantes el pasado mes de enero, tienen lugar en el mismo momento en el que una fundación apoyada por Israel y EE UU establece puntos de reparto de comida en el sur del territorio. Este proyecto pretende que centenares de miles de gazatíes se desplacen decenas de kilómetros para llevarse algo a la boca. Organizaciones humanitarias lo describen como un mecanismo que carece de la neutralidad que debe guiar la acción humanitaria, y lo acusan de servir los propósitos militares israelíes.

El pasado 19 de mayo, los dirigentes israelíes lanzaron la operación Carros de Gedeón. Los dirigentes israelíes han reivindicado abiertamente que los objetivos de la operación incluyen “ocupar” y “destruir” el conjunto del territorio. El diario israelí Times of Israel, que dice haber accedido a los planes del ejército, reportó días atrás que las Fuerzas de Defensa de Israel prevén tomar el control del 75% del enclave durante los próximos dos meses.

El director afirma que intentó negociar hasta el último momento. “Les dije que yo me podía quedar en el hospital junto con 10 miembros de mi equipo, para tratar a algunos pacientes, y que ellos tendrían permiso para hacer su trabajo en el interior del centro. Pero lo rechazaron”. Salha relata que las tropas israelíes atacaron el hospital en repetidas ocasiones mientras negociaba con ellas por teléfono. “Nos bombardeaban mientras me decían que nunca me permitirían quedarme ahí con los pacientes”. Esto ocurría después de que las tropas israelíes sitiaran el centro durante 14 días consecutivos, impidiendo que nadie saliera ni entrara en el edificio. Se trataba de la cuarta vez durante esta ofensiva que Israel aislaba el hospital, provocando el temor ante la escasez de medicinas y de comida.

La Convención de Ginebra de 1949 prohíbe los ataques contra hospitales o personal médico. Salha, apenado por haber tenido que abandonar el Hospital Al Awda y por la desnutrición que padecen sus propios hijos, ya no tiene nada que decirle al mundo. “He hecho muchos llamamientos a la comunidad internacional para frenar el genocidio y para que dejen entrar comida, pero estamos solos. Tenemos que lidiar con esta situación por nuestra cuenta”.

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