Efectivamente, esa reacción demostró a Sinner que su rival estaba hecho de una pasta especial y se desenvolvía como pez en el agua donde a la gran mayoría le tiemblan brazos y piernas. Ese joven de 19 años conquistaría unos días después el US Open y posteriormente, durante la pretemporada, terminó de perfilar un salto físico necesario para resistir a los duelos más duros. Hoy, Alcaraz se ha consolidado como la última gran muralla y los registros hablan de un competidor que roza la perfección ante los escenarios más extremos. Hasta ahora, cinco grandes finales disputadas y otras tantas victorias; 13 triunfos en 14 encuentros dilucidados en cinco sets.
Reforzado, Alcaraz se ha convertido en un especialista ante las hostilidades que plantean los maratones. Solo Matteo Berrettini, cuando el actual número dos apenas estaba alzando el vuelo, en Australia 2022, logró contenerle en las cinco mangas. “Cuando se sufre, cuando solventas momentos difíciles y al final acabas ganando, quizás es más especial. Pero, obviamente, siempre prefieres no tener que llegar hasta ese límite e intentar ganar de la manera más sencilla posible; eso sí, si hay que luchar cinco horas y media y llegar al tie break del quinto, se hace y no hay queja”, zanja el protagonista, mientras los adversarios observan y toman nota. Fruncen el ceño preocupados.
Alcaraz festejó su segundo título en París con una multitudinaria cena en la que estaba presente el nutrido grupo de familiares y acompañantes que le respaldaron desde la grada de la Philippe Chatrier. Al día siguiente, el tenista se marchó pronto de la ciudad y esta vez no se hizo la foto protocolaria del campeón ni concedió entrevistas a la prensa escrita.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com