El potente golpe de Israel a Irán y la respuesta de Teherán amenazan con incendiar la región

La bautizada por Israel como operación León Creciente, que llevaba años en la mente de las autoridades, ha requerido de una meticulosa planificación y se ha preparado sobre el terreno desde meses atrás con estrecha colaboración entre el ejército y los servicios de inteligencia.

Así se forjó el mayor golpe asestado jamás a Irán, un mazazo que ha dejado casi a nivel de anécdota anteriores ataques llevados a cabo durante la actual contienda sobre intereses iraníes. Netanyahu subraya que la operación sigue abierta e Irán amenaza con seguir contraatacando. El jefe del ejército israelí, Eyal Zamir, reconoce que “va a haber momentos más difíciles”. “Debemos estar preparados para los distintos escenarios que hemos previsto”, avisa. Según el representante de Irán ante Naciones Unidas, Saeed Iravani, los ataques israelíes han costado la vida a 78 personas, y han causado, además, 320 heridos, en el primer recuento oficial de víctimas.

Más allá del letal despliegue aéreo, ha sorprendido la capacidad de penetración de los servicios secretos, pese a que ya habían demostrado sus habilidades con otras acciones llevadas a cabo en los últimos años en Irán con asesinatos selectivos de altos mandos militares.

Esa efectividad para sorprender con complejas operaciones en el bando enemigo ya se puso de manifiesto con el golpe asestado al partido-milicia chií libanés Hezbolá, apoyado por Teherán, el pasado septiembre, durante una operación de película. Miles de buscas y walkie talkies que habían sido intervenidos y cargados de explosivos por los servicios secretos de Israel causaron no solo la muerta al menos a 39 personas, sino que desataron el pánico y casi desactivaron el sistema de comunicaciones del grupo chií.

“Durante el último año y medio hemos lidiado con los agentes del entorno de Irán, pero ahora nos enfrentamos a la cabeza de serpiente en sí”, sostiene el ministro de Defensa, Israel Katz.

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