Israel dispone de uno de los más perfeccionados sistemas de defensa aérea del mundo, con una efectividad de en torno al 90%. La ley obliga desde 1992 a que las construcciones dispongan de refugio. Todo ello es motivo de orgullo nacional y envidia de países como Ucrania, sometidos a constantes bombardeos enemigos. Pero estos días de ataques iraníes han arrojado dudas sobre esos mecanismos de defensa. Los más de 400 misiles y varios cientos de drones que ha lanzado Teherán en respuesta a la ofensiva israelí han causado una veintena larga de muertos —varios de ellos estaban en sus refugios— y cuantiosos daños materiales. Algunos proyectiles han alcanzado el corazón de los lugares más poblados, como Tel Aviv, e impactado en infraestructuras críticas como instalaciones militares o la refinería de Haifa, donde han muerto tres personas. Son puntos donde se supone que el nivel de seguridad es máximo.
Para golpear Israel, Irán requiere del uso de misiles de alcance intermedio (de 1.000 a 3.500 kilómetros de distancia). Kaushal habla de dos modelos, principalmente, el Shahab-3 y el Emad, a los que se podrían haber sumado tipos más nuevos como el Hajj Qasem y el Fattah-1. Todos estos son proyectiles que pueden viajar por encima de la velocidad del sonido y alcanzar suelo israelí en un puñado de minutos. Son además misiles de tipo balísticos, esto es, que recorren una trayectoria curva, superando incluso la atmósfera terrestre, para caer sobre su objetivo a mayor velocidad. Esto hace muy difícil la detección e interceptación del proyectil.
El ejército ha saltado a la palestra para tratar de frenar las dudas en torno a los refugios de las casas. “Las habitaciones seguras siguen siendo la opción más segura y salvan vidas. Que la gente pierda la confianza en ellas es lo peor que podría pasar”, ha declarado una fuente militar, informa el diario Haaretz. “El régimen iraní está estudiando cómo mejorar sus sistemas de ataque. La mejor manera de protegernos, de momento, es con los refugios y las habitaciones seguras”, defiende Dan Poraz, ministro consejero de la Embajada de Israel en España y principal diplomático en Madrid tras la retirada de la embajadora en pleno conflicto.
Poraz destaca durante un encuentro con periodistas que cualquier pérdida humana es una tragedia, pero considera que los 24 muertos en Israel de estos días es una cifra “muy baja” frente a los cientos de misiles enviados por Irán. Esto, añade, se debe a los sistemas de defensa aérea de Israel, “los mejores del mundo” y a que “la gente está siguiendo los protocolos de seguridad”.
Es cierto que las conocidas como habitaciones de seguridad —con puerta, paredes y ventanas reforzadas— y los refugios forman parte de la cultura israelí, un país obsesionado con su defensa. Pero varias personas en los últimos días, en concreto en Petah Tikva (cerca de Tel Aviv) y Tamra (cerca de Haifa), han muerto pese a seguir el protocolo y haberse puesto a cubierto en estas estancias reforzadas. “En caso de impacto directo de un misil balístico con una ojiva de 500 kilos, volando a 7.000 kilómetros por hora, ningún refugio es seguro”, reconoce Kalisky al tiempo que agrega que “los refugios israelíes ofrecen la protección mínima necesaria”.
Israel ha cambiado este martes el protocolo del sistema de alertas a la población después de que se informara de algunos fallos. Vecinos de Jerusalén informaron de que este martes no saltaron las alarmas durante el ataque matutino. Hasta ahora, la primera advertencia era una media hora antes de la llegada de los proyectiles y minuto y medio antes, mediante mensajes a los móviles y aplicaciones. Ahora solo habrá un aviso unos 10 minutos antes para que los ciudadanos estén listos para su entrada a los refugios.
Los misiles balísticos recorren la distancia desde Irán a Israel —entre los 1.300 y 1.500 kilómetros, dependiendo del objetivo y el origen del disparo— en un mínimo de entre 10 y 12 minutos, pero el sistema de vigilancia de las fuerzas de seguridad de Israel permite adelantarse a los lanzamientos. Una vez se da por concluida la oleada de misiles, las autoridades avisan de que el grado de peligro ha descendido y pueden salir. Este protocolo, en manos del Home Front Command (encargado de asistir a civiles en casos de ataques y crisis) y seguido mayoritariamente por los israelíes, ha evitado que el número de víctimas mortales estos días, 24, no sea mayor, reconocen las autoridades.
Desde 1992, una ley obliga a que cada edificio residencial o comercial cuente con refugio o habitación blindada. Sirven en caso de terremoto o incendio, pero su fin principal son los ataques con misiles. También cuentan con áreas de mayor protección los pasillos o zonas subterráneas de los edificios de apartamentos, los hoteles, los bloques de oficinas, sedes de organismos oficiales, centros educativos y sanitarios o aeropuertos. Esa normativa de hace tres décadas e impulsada a la sombra de las amenazas que llegaban a Israel durante la guerra del Golfo, ahondaba en la necesidad de la seguridad en los domicilios particulares, más accesibles que los refugios o búnkeres en zonas comunes o edificios públicos.
A nivel intermedio, se encuentra el conocido como sistema David’s Sling (La honda de David), operativo desde 2017 y destinado a detener misiles balísticos y de crucero, así como cohetes de mediano y largo alcance. Por último, en la capa superior se encuentra en funcionamiento también desde 2017 el sistema Arrow (II y III) para interceptar misiles que vuelan incluso por fuera de la atmósfera. De manera complementaria, se está uniendo ahora el Iron Bean (Rayo de Hierro), que funciona con rayos láser. A este entramado de producción nacional y apoyo financiero estadounidense, hay que sumar el despliegue de baterías norteamericanas Patriot y Thaad.
En la madrugada del pasado viernes, Israel lanzó una ofensiva cuyo principal objetivo es acabar con las capacidades nucleares de la República Islámica. El primer ministro Benjamín Netanyahu calcula que Teherán podría conseguir la bomba atómica en menos de un año. El régimen de los ayatolás cuenta con una capacidad de ataque mucho mayor que la de otros grupos como Hezbolá o Hamás y ha cumplido su promesa de responder.
Los sobresaltos no dejan de sucederse, principalmente de noche y de madrugada, con el lanzamiento de cientos de misiles. La vida de millones de israelíes se ha alterado en un país que permanece en estado de alerta, sin vuelos comerciales, sin clases, con las tiendas y empresas no esenciales cerradas y preguntándose cuánto durará este estado de incertidumbre y amenaza que impone la guerra.
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Source: elpais.com