El 93 dio otra lección de velocidad y madurez sin parangón en la parrilla, más completo que nunca a sus 32 tacos, inagotable el talento natural que . En las celebraciones, desechó su bandera personalizada y quiso lucir una de Ducati Corse en el gran premio de casa para la fábrica de Bolonia, otra señal de paz en dirección a los italianos, todavía divididos entre los aplausos y los pitos, herencia de su rivalidad con Valentino Rossi. Plantó la bandera en cuestión en la curva de los , esa sí entregada al nuevo referente de la marca de Borgo Panigale. “Ganar aquí es un sentimiento magnífico, llevar el rojo en este circuito es precioso. Era importante para Ducati y para mí, porque me siento parte de esta familia”, explicó el ganador.
Con el león y el zorro del escudo de armas de Leonardo da Vinci estampado su edición conmemorativa del ingenio y la ciencia italiana, Márquez sintetizó a la perfección la inspiración renacentista del para conmemorar la ocasión. “Para ganar, necesitas tanto la fuerza del león como el ingenio del zorro”, escribía Maquiavelo en , la otra fuente de inspiración del diseñador Aldo Drudi y el historiador Marcello Simonetta para pintar la obra de arte contemporánea que es la MotoGP de Ducati, puro orgullo .
El triunfo de Márquez y el desfondamiento de Bagnaia separan a 110 puntos de distancia en el campeonato, muchísimo cuando ni siquiera se ha alcanzado el ecuador de la temporada. Solo Álex, con la montura cliente de Gresini, mantiene una mínima incertidumbre en la tabla, a 40 puntos ya de su hermano mayor y mejor consejero, tirando una vez más de constancia, la única baza realista que le queda en un equipo con moto del año pasado y menos recursos técnicos y humanos.
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Source: elpais.com