La Unión Europea lleva tiempo recriminándole a Pekín sus lazos con Rusia y sus sospechas en torno a su grado de implicación en la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania. Por primera vez, Bruselas ha recibido una explicación: a China le interesa que continúe el conflicto bélico porque teme que, una vez concluya, Estados Unidos vuelva a centrar toda su atención en Asia y, específicamente, en Pekín.
Según adelantó el diario hongkonés South China Morning Post y confirman fuentes comunitarias, Wang rechazó una vez más ante la alta representante para Política Exterior, Kaja Kallas, las acusaciones de que Pekín proporciona apoyo material a Rusia en la guerra. Pero más interesante es que, saliéndose del guion oficial, reconoció que Pekín no tiene interés en la resolución del conflicto, más que nada porque no le interesa que Washington, especialmente desde el regreso del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, pueda prestar más atención a China, país que el mandatario estadounidense ha señalado públicamente como su principal objetivo, tanto comercial como político.
China ha mantenido, desde 2022, un calculado equilibrio escorado hacia Rusia. Nunca ha condenado la agresión, y se resiste a llamar “guerra” a la invasión: prefiere el eufemismo “crisis”. Las relaciones con Moscú se encuentran en su mejor momento en décadas; tan solo tres semanas antes de que los tanques rusos entraran en Ucrania, en febrero de 2022, Xi y Putin sellaron en Pekín una “amistad” sin “límites”; el comercio bilateral bate registros; los líderes se ven a menudo (han mantenido más de 40 entrevistas bilaterales, la última en Moscú, en mayo, durante los fastos del 80º aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi) y en los encuentros hablan del rumbo compartido hacia un mundo “multipolar”, esto es, uno en el que Estados Unidos no lleve la batuta.
China, en cualquier caso, ha lanzado también varias iniciativas encaminadas a promover la paz en Ucrania. Propuso en 2023 un documento con 12 puntos para la “solución política a la crisis en Ucrania”; nombró un enviado especial que ha viajado en varias ocasiones a distintas capitales de la UE, además de Moscú y de Kiev, para abrir canales de diálogo, y promueve junto a otros países como Brasil una propuesta de mínimos para alcanzar una paz negociada. Pero ninguno de estos movimientos ha terminado de cuajar.
Tres meses después, no se aprecian cambios significativos que limen asperezas y, en cambio, Bruselas añade demandas. Por ejemplo, Irán. La UE quiere que China se implique en contener las aspiraciones de Teherán para obtener armas nucleares.
De igual manera, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, calificó de “franca y abierta” la conversación que mantuvo con el jefe de la diplomacia china sobre “algunas de las preocupaciones de larga data de la UE, como los desequilibrios económicos y comerciales y la responsabilidad de China de contribuir a una paz justa y duradera en Ucrania”. Justo lo que a Pekín no le interesa.
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Source: elpais.com