La ‘revolución silenciosa’ de la IA de Apple

Sin embargo, no todos los grandes están jugando al mismo juego, y uno de los casos más claros es el de Apple, que ha optado por un camino que, a primera vista, podría parecer más discreto, incluso rezagado con respecto a los demás. Sin embargo, un análisis más profundo revela una estrategia coherente y profundamente arraigada en los principios que han definido a la compañía de Cupertino durante décadas: la privacidad del usuario, la integración perfecta en sus sistemas operativos y la utilidad práctica por encima del mero espectáculo. No se trata, pues, de un retraso, sino más bien de una estrategia totalmente diferente.

Las formas de abordar la IA por parte de las principales compañías han sido, hasta ahora, diferentes. Google, por ejemplo, conocida por su liderazgo en investigación de IA y sus modelos a gran escala como Gemini, ha integrado profundamente la inteligencia artificial en su motor de búsqueda, así como en un vasto abanico de servicios en la nube. Su enfoque, claramente ‘cloud-first’, busca por tanto una IA omnipresente y capaz de ofrecer respuestas complejas y generativas a través de la web. Sin embargo, a menudo esto implica un mayor intercambio de datos con los servidores de Google, lo que puede generar reticencias en los usuarios más preocupados por la privacidad.

Y Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, impulsada por sus ambiciones en el metaverso y sus plataformas de redes sociales, ha puesto un gran énfasis en la IA para la moderación de contenido, la personalización de la experiencia de usuario y el desarrollo de modelos de lenguaje de código abierto como LLaMA. Si bien su foco está en la escala y la apertura para la investigación, también implica una vasta recolección y análisis de datos de usuario para refinar sus algoritmos.

En contraste con lo anterior, la propuesta de Apple no persigue el impacto momentáneo de un chatbot conversacional que simule la cognición humana, sino la . Las nuevas herramientas de escritura de Apple Intelligence, por ejemplo, capaces de reescribir, resumir y corregir texto en diversas aplicaciones (Notas, Mail, Pages), o la función Smart Reply en Mail que sugiere respuestas contextualmente relevantes, son ejemplos de esta integración funcional. La generación de imágenes y Genmoji en Image Playground, si bien no rivaliza con la sofisticación fotorealista de Midjourney o DALL-E, ofrece una vía creativa divertida y, también, anclada en la privacidad del dispositivo. Siri, por su parte, a menudo criticada en el pasado, está evolucionando, aunque lentamente, para ser más inteligente y personal gracias al procesamiento en el propio dispositivo, respondiendo a solicitudes con mayor contexto y manteniendo la privacidad de las conversaciones. ¿Es esta una estrategia mejor o peor de la que siguen otras compañías? En absoluto. Es, sencillamente, diferente.

Las críticas a la recientemente presentada IA de Apple no se han hecho esperar. Algunos analistas y usuarios la han tachado de ‘atrasada’ en comparación con la audacia de sus competidores. Un reciente estudio de Apple (que generó su propia controversia) sobre las limitaciones de los grandes modelos de razonamiento de otras compañías, señalando su dependencia del ‘reconocimiento de patrones’ y su ‘colapso de precisión’ ante problemas complejos, fue recibido con escepticismo, incluso con acusaciones de pruebas sesgadas por parte de la propia Apple.

La prioridad de la privacidad, además, al mantener el procesamiento de datos en el dispositivo o mediante el PCC auditable, no supone una limitación, sino una característica distintiva e, incluso, un argumento de venta poderoso. En un mundo donde la brecha de confianza en torno a la IA es cada vez mayor, Apple ha apostado por ser un ‘refugio seguro’. Su intención, de hecho, no es ser la primera en mostrar un modelo generativo hiperrealista o un chatbot que escriba una novela; su éxito se medirá en la medida en que la IA haga que la vida de sus usuarios sea más fácil, segura y eficiente sin que estos siquiera noten que una IA está trabajando tras la escena.