Sostiene, además, que, pasado el franquismo —período que define como una “dictadura de género”—, el ministerio perpetuó esta división mediante sus publicaciones. Aquello que se refería a la economía doméstica era siempre representado con iconografía femenina. El trabajo ganadero y de labranza, y los avances técnicos, ponían al hombre como figura central. A pesar de ello, la realidad del trabajo era muy distinta.
Los aspectos particulares que hacen avanzar el modelo con lentitud tienen su base en las estructuras descritas por Ortega, que acaban por transformarse en dinámicas sociales y culturales. Para Verónica Lugo, presidenta en Galicia de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), la causa principal por el que en su comunidad apenas crecen es la voluntad política. “Si hubiera difusión por parte de la consejería del medio rural, creemos que sería otro el número”, asegura.
“Un gobierno debe tener perspectiva de género y esta es una ley pensada para las agricultoras y ganaderas”, dice. Y aporta un dato: el total de explotaciones profesionales gallegas es casi de 20.000, de las cuales una tercera parte son susceptibles de acogerse a la figura de titularidad compartida. Pero estas no llegan al 0,3% del total.
En la provincia de León pasa algo parecido, con la diferencia de que el sindicato mayoritario UGAL-UPA se ha ocupado de llenar ese silencio. Tanto Alegre como Figueroa Pérez conocieron el modelo de cotitularidad por la organización. “Yo me enteré por el sindicato, desde las administraciones lo mueven poco”, asegura la apicultora. Bombal reconoce esta debilidad: “Hay un desconocimiento profundo”, asegura. A lo que añade el proceso kafkiano al que deben someterse las interesadas. Proceso que el ministerio está intentando corregir mediante un proyecto de ventanilla única.
Si la igualdad en el campo se garantizara, problemas aparejados a ella encontraría soluciones. El fenómeno de la España Vaciada es uno de ellos. Aquellos municipios que han ido perdiendo población progresivamente en las últimas décadas podrían recuperar sus entramados socioeconómicos. Sin la reposición de jóvenes y de mujeres en el campo, dos de cada tres agricultores en 2030 estarán jubilados, dice Bombal. “La cotitularidad contribuye a que haya un buen desarrollo del sector y un asentamiento estable y de calidad de la población en el territorio rural”, agrega.
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Source: elpais.com