La Unión Europea se ha resignado a aceptar un arancel del 15% general a sus exportaciones hacia Estados Unidos. No habrá una imposición similar, en cambio, para los productos estadounidenses que compre Europa. Este es el principio básico del pacto al que han llegado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, este domingo en un campo de golf propiedad del propio Trump en Escocia. No hubo sorpresas, pese a que el estadounidense ha mantenido la presión hasta el momento antes de comenzar la reunión, cuando ha dicho que creía que había un 50% de opciones de cerrar la guerra comercial que él mismo abrió con la Unión Europea entre marzo y abril y que ha alterado la relación comercial más intensa del mundo.
A falta de conocerse todos los detalles del pacto alcanzado en Escocia, el acuerdo, discutido durante semanas entre los dos bloques que más bienes y servicios intercambian en el mundo, consolida el punto de partida desigual en el que empezaron estas negociaciones. Porque cuando en abril empezaron las conversaciones, Washington aplicó a la UE los falsamente llamados “aranceles recíprocos” con un 10% adicional que se sumaba al 4,8% general que ya gravaba los productos europeos que entraban en Estados Unidos antes de que Trump llegara a la Casa Blanca. Ahora toda la imposición se englobaría, según lo que ya se sabía antes del encuentro de este domingo, en el 15%.
Si estos números se confirman, el resultado es claramente desigual. Los datos del centro europeo de estudios Bruegel concluían hace unas semanas que el arancel medio aplicado a las importaciones europeas a Estados Unidos era del 1,45% en 2023. Y a la inversa, del 1,32%. Ahora, ese cálculo sería muy diferente teniendo en cuenta que Washington va a aplicar un 15% de arancel general.
Trump también ha subrayado, además, que la UE se comprometía a comprar combustibles de procedencia estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares (unos 640.000 millones de euros). Bruselas ha confirmado estos datos, pero ha matizado que será a lo largo de tres años y lo ha presentado como una forma de desvincularse más del crudo y el gas ruso. También habría compromisos de inversión y de compras de armamento estadounidense, pero no hay cifras por el momento.
A Escocia, la delegación europea llegó encabezada por la presidenta del Ejecutivo comunitario y el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, junto a técnicos y personal de apoyo de sus gabinetes. Del lado estadounidense, estuvieron Trump, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante de Comercio, Jamieson Greer. Todos estaban sentados unos frente a otros en una reunión en la que Trump ha ocupado la escena hablando y respondiendo sobre todo lo que se le preguntaba: aranceles, Gaza, migración, el Reino Unido… El republicano ha dejado claro con su actitud que los europeos estaban como invitados en su casa, un club de golf de su propiedad en el sur de Escocia, y Von der Leyen ha asumido ese rol secundario.
La de Washington y Bruselas es la relación comercial más intensa del mundo. Cada día, con datos de 2024, cruzan el Atlántico en un sentido o en otro productos por valor de 2.400 millones de euros. En total fueron 870.000 millones de euros el año pasado, con un déficit del lado estadounidense cercano a los 200.000 millones. La balanza, pese a todo, se nivela mucho cuando se añade el intercambio de servicios, unos 50.000 millones con datos de 2023.
Las negociaciones entre Bruselas y Washington comenzaron hace ya más de tres meses, en la primera mitad de abril. Apenas unos días después de que Trump lanzara su guerra comercial contra el mundo entero con una andanada de aranceles masivos, reculó por la presión de los mercados, que se cebaron con la deuda estadounidense. Desde entonces, la Administración de Trump ha ido cerrando acuerdos, con el Reino Unido, Vietnam, Indonesia, Filipinas y Japón.
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Source: elpais.com