Hay veces en que una historia deportiva trasciende marcas, medallas o podios. Y a veces ocurre que una niña de 12 años, aún en edad de correr por el parque y cazar insectos, emerge en una piscina de los Mundiales de natación en Singapur y cambia el foco de todo un campeonato. Es lo que ha hecho Yu Zidi, prodigio chino que no solo ha asombrado con su rendimiento, sino que ha puesto en jaque a la propia federación internacional, que ahora se plantea cambiar las normas por su caso.
En categoría individual, Zidi fue cuarta en los 200 metros estilos, a apenas seis centésimas del bronce, y este jueves repitió la misma posición en la final del 200m mariposa. Lo hizo con un tiempo de 2m06,43s, quedándose a apenas 31 centésimas del bronce que se colgó la australiana Elizabeth Dekkers. Lo rozó. Y volvió a demostrar que no está en los Mundiales por accidente: con solo 12 años, se codea con la élite del mundo. El premio llegaría cuando sumó, sin nadar, una medalla de bronce al participar en las semifinales del relevo 4×200 libre con el equipo chino, que finalmente terminó tercero en la final. Aunque no nadó en la última ronda, su contribución en la clasificación permite que también reciba la presea, según el reglamento de la competición.
Desde China se defiende su participación como parte de una cultura deportiva que premia la excelencia desde edades tempranas con compensaciones económicas y sociales que abarcan todo el ámbito familiar del deportista. Pero fuera de ese contexto, surgen alertas inevitables. “Cuando yo tenía 12 años, aún corría por el parque, atrapando insectos y pasándomelo bien”, recordaba David Popovici, campeón mundial a los 17, al ser preguntado por el caso de Yu. “Espero que tenga un buen equipo de apoyo, porque el camino que le espera no es sencillo”.
Las comparaciones son inevitables. Inge Sorensen ganó el bronce en los 200 braza en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 con 12 años y 24 días. Como Yu, que sube al podio con 12 años y 288 días, desató una polémica sobre la edad mínima y el impacto en la salud infantil. Sorensen, que luego ganaría campeonatos nórdicos y europeos, nunca pudo acudir a otra cita olímpica: la guerra se interpuso. En otros casos, como el de la japonesa Kyoko Iwasaki (oro olímpico con 14 años en 1992) o la húngara Krisztina Egerszegi (oro con 14 años en 1988), los grandes comienzos fueron preludio de carreras memorables.
En la natación moderna, Ye Shiwen, también china, ganó un Mundial con 15 años y fue doble campeona olímpica en Londres 2012, antes de estancarse en marcas que en edad adulta resultaron irrelevantes. Pero cada cuerpo es distinto. Cada infancia, también. Y ese es el fondo del asunto: que Yu Zidi sigue siendo una niña. Una niña excepcional, sin duda. Pero una niña.
Ahora que la federación internacional se plantea endurecer los requisitos, quizá fijar de manera definitiva los 14 años como mínimo, la historia de Yu se vuelve más que un fenómeno deportivo: se convierte en una advertencia y una oportunidad. “Ella es genial, tiene un gran futuro, ojalá salgan cosas buenas de esto”, dijo Nowicki. Pero añadió: “Debemos ser cuidadosos. No queremos inclinar la balanza en la dirección opuesta”.
Yu Zidi volvió a competir este jueves en una final. Lo ha hecho como ya lo hiciera en el 200 estilos: firmando un cuarto puesto de prestigio y quedándose a las puertas de un podio histórico. Pero lo que ya ha conseguido va mucho más allá de una medalla: ha puesto en cuestión todo un sistema.
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Source: elpais.com