Los mercados vislumbran ya los estragos de los aranceles de Trump a la economía global

El día de los aranceles estadounidense ha abierto este viernes un nuevo episodio en el castigo del presidente Donald Trump al resto del mundo. La orden ejecutiva firmada en la noche del jueves establece nuevos gravámenes a 69 países y a la Unión Europea y reafirma un suelo del 10% para los demás. Como en los episodios previos, muy especialmente el llamado Día de la Liberación del 2 de abril, el de este viernes ha desatado la incertidumbre sobre las perspectivas económicas mundiales. Ahora, la consumación de su nuevo orden arancelario —que entrará en vigor el próximo 7 de agosto— coincide con los primeros signos tangibles de debilidad económica de EE UU. El súbito aumento de los aranceles en grandes partes del mundo amenaza con debilitar el crecimiento de la economía mundial, que no atravesaba un momento especialmente boyante. Los analistas de DWS consideran que la economía estadounidense será la más golpeada, “ya que el crecimiento en los sectores protegidos por los aranceles reducirá la eficiencia”.

El golpe arancelario llega en un momento en el que la economía de EE UU empieza a mostrar sus costuras. En julio, se frenó en seco la creación de empleo. El número de nuevos puestos de trabajo se redujo a 73.000, muy por debajo de los 104.000 esperados por el consenso de Bloomberg. Pero lo más revelador ha sido la fuerte revisión a la baja de los datos anteriores: los 139.000 empleos inicialmente estimados para mayo han pasado a 19.000, y los 147.000 de junio, a apenas 14.000. “Esto arroja una luz completamente diferente sobre lo que ha estado sucediendo en la economía estadounidense tras los anuncios del pasado 2 de abril”, apunta James Knightley, economista jefe internacional de ING. La debilidad se extiende también a la industria.

Aunque, dada la volátil personalidad del inquilino de la Casa Blanca, esos hipotéticos ajustes no necesariamente ocurrirían a la baja. Sobre cada acuerdo pende una espada de Damocles: la posibilidad de que Trump pueda decidir en cualquier momento, y con el argumento más insospechado, una nueva subida de los gravámenes. Los términos de los pactos ya cerrados, incluido el alcanzado con la Unión Europea, “no están nada claros porque los textos no se han hecho públicos, y parece probable que puedan descartarse en cualquier momento a voluntad del presidente”, apunta Mark Linscott, exrepresentante adjunto de Comercio Exterior de EE UU y ahora en el Centro para el Sureste de Asia del Atlantic Council.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.