En San Sebastián se instala la duda. ¿Será la Real Sociedad capaz de regresar a donde se ubicó durante algo más de un lustro, o toca de nuevo una temporada de barbecho como la pasada? Las preguntas que se hacen los aficionados, al margen de la ilusión que se genera con cada comienzo de temporada, son razonables, porque, en principio, algunas de las modificaciones que se han acometido son radicales. La Real cambia de arriba abajo, porque los nombres para la temporada 2025/26 son distintos, aunque la forma de trabajar siga siendo la misma, con un ojo puesto en los potrillos de Zubieta, y el otro en el intento de competir en la Liga con las mejores armas posibles.
Así que en el cambio está la incertidumbre. “Entiendo que la gente tenga un punto de nerviosismo, es lógico, la gente quiere cosas nuevas y quiere sentir que hay cambios y lo entiendo. Si fuera aficionado diría algo parecido”, dice el nuevo entrenador, Sergio Francisco, y esa inquietud se extiende incluso a jugadores que han sido emblema del equipo en los últimos años, como Take Kubo, que con su sinceridad habitual, se impacientaba durante la reciente gira del equipo por su país, Japón, por la ausencia —por aquel entonces— de fichajes. “Tenemos nuevo entrenador, cosas que mejorar, cosas de camino y a ver si alguien de camino también. Necesitamos gente con experiencia y que den otro aire”, afirmó. Exigente consigo mismo y con los demás, Kubo recordaba: “Los del Sanse tienen muchas ganas, están más que listos para competir con nosotros, pero necesitamos gente como David Silva que nos guíe hacia la victoria”.
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Pese a la impaciencia de Kubo, los fichajes han acabado llegando: un central croata, Caleta-Car, que aparece desde el Olympique de Lyon, y el delantero portugués Gonçalo Guedes, traspasado por el Wolverhampton, en el que, según sus mismas palabras, no se adaptó bien, y que quiere renacer de sus cenizas para ser, al menos, el que triunfó en el Valencia. Pero en un mundo vertiginoso como el del fútbol, no parece suficiente el esfuerzo realizado hasta ahora por el nuevo director deportivo, Erik Bretos, sobre todo tras la marcha del santo y seña de la Real en el centro del campo, Martín Zubimendi, que se fue al Arsenal por 70 millones de euros.
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Source: elpais.com