Debacle en las oposiciones a profesor de secundaria: una de cada cuatro plazas queda desierta en España

Las oposiciones de profesorado de secundaria que se celebraron en junio han roto las estadísticas de plazas desiertas. Casi una de cada cuatro plazas convocadas, 3.908 de un total de 16.647, han quedado sin cubrir en España. La debacle ha sido especialmente grave en Baleares (53% de plazas desiertas), Castilla y León (52%) y Madrid (36%). Y ha resultado dramática en especialidades con déficit crónico de docentes, como Matemáticas e Informática; en Castilla y León, han quedado desiertas 8 de cada 10 plazas en ambas asignaturas, y en Madrid, el 41% y el 69% respectivamente.

Las plazas quedan desiertas porque no hay suficientes aprobados en las respectivas especialidades ―hay decenas, gran parte de ellas de FP―. En total, a las oposiciones de secundaria de junio se presentaron más de 100.000 aspirantes. Muchos de los que no superaron la oposición darán clase el curso que viene como interinos ―profesores sin plaza fija―, porque los centros educativos necesitan docentes. Pero una elevada tasa de interinidad (en España ronda el 30%) perjudica la calidad del sistema.

El Ministerio de Educación reconoció en 2022 que el sistema estaba obsoleto y anunció su intención de cambiarlo en el marco de una gran reforma de la profesión docente. La negociación de la misma, iniciada a principios de año, avanza lentamente.

El elevado porcentaje de plazas desiertas tiene varios motivos. Uno de ellos es, probablemente, el hecho de que entre 2021 y 2024 se estabilizaron (obtuvieron plaza) unos 100.000 profesores interinos. En parte, a través de las pruebas diseñadas por el Gobierno para favorecer dicho objetivo, como las convocatorias de oposiciones que adjudicaban las plazas por concurso de méritos, sin exámenes. El actual modelo de las pruebas hace que tener práctica, ya no en la docencia, sino en haberse presentado varias veces a los ejercicios, ayude finalmente a aprobarlos. Y el hecho de que muchos interinos hayan conseguido plaza en los últimos años ha reducido la proporción de quienes llegaron a la convocatoria del pasado mes de junio con dicho bagaje.

De las 957 plazas de profesor de Matemáticas convocadas en España, 447 han quedado desiertas, lo que equivale al 47%. En Informática el dato es incluso peor: han quedado desiertas 454 de un total de 879, es decir, un 51,5%.

Una de las paradojas de la situación es que muchos de los docentes que no han obtenido plaza no tendrán problema para trabajar el curso que viene como interinos. La alta tasa de temporalidad en la enseñanza pública española, que se mantiene en torno al 30% pese al plan de choque lanzado en 2021 por el ministerio para reducirla, tiene efectos nocivos para la calidad del sistema. Impide a los centros educativos planificar bien el curso siguiente, así como diseñar proyectos educativos potentes. Y hace que los chavales pierdan semanas de clase mientras se cubren las plazas, con frecuencia con el curso ya iniciado. Sin contar con el coste personal, para miles de interinos, de cambiar constantemente de destino.

Un dato llamativo de la convocatoria de este año es la cantidad de plazas desiertas en especialidades donde no es habitual. Como Lengua castellana y literatura, con el 50% de plazas sin cubrir en Baleares; el 35,5% en Madrid, el 33% en Aragón, o el 30% en Castilla y León. O el hecho de que hayan quedado desiertas casi 4 de cada 10 plazas de Filosofía en Andalucía.

El resultado refuerza la impresión de que el actual sistema de oposición está agotado, algo en lo que hay consenso en la comunidad educativa. ¿Cómo debería ser el nuevo? Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación hasta 2022, cree que la fase de demostración de “dominio del conocimiento” debería reformarse para que no consista en tanta medida en “ejercicios de comprobación memorística”, sino que se refuerce la aplicación de dichos conocimientos. “Igual que les estamos pidiendo a los chavales que demuestren que no solo aprenden cosas de memoria, sino que son capaces de utilizarlas y aplicarlas, con los docentes debería ser algo parecido. Hoy sabemos mucho sobre cómo construir pruebas para valorar esos aspectos, por tanto no sería complicado”.

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