El camino de renovación, de un fútbol más vistoso, que había comenzado a enseñar el Atlético, abanderado por un Julián Alvarez arropado por Baena y Almada, se desvaneció a partir de los cambios de Simeone en Cornellà. Un Atlético intenso como siempre, pero más jugón, se perdió en 12 minutos. Pere Milla y Miguel Rubio dejaron en nada el bonito gol de falta directa con el que Julián había comenzado a entusiasmar a la hinchada del Atlético.
Después de que este verano el Atlético invirtiera más que nadie en España, Simeone habló de mejorar, pero no de cambiar; para después terminar por reconocer, ya menos pendiente de los matices, que su equipo necesita evolucionar. Una evolución que el preparador argentino no tardó en enseñar. Al menos, de intentarlo. De las ocho caras nuevas de la pretemporada, en Barcelona Simeone mandó al césped de entrada a cinco: Hancko, Ruggeri, Cardoso, Almada y Baena. Medio equipo nuevo. Un equipo, en cualquier caso, que mostró indicios de renovación cuando aprendió a sortear la presión del Espanyol.
Sin embargo, lo nuevo se convirtió en viejo para el Atlético a partir de los cambios de Simeone. Algo diferente le ocurrió al Espanyol, cuando no terminaba de carburar lo nuevo, Manolo González recurrió al viejo Espanyol. Como el de Simeone, el cuadro de Manolo González también se refrescó después de una temporada sufrida, rescatado del descenso por Joan García, hoy en el Barcelona. No es suficiente para el preparador, que continúa pidiendo refuerzos, de la misma manera que sigue exprimiendo a sus futbolistas.
El Espanyol solo podía sorprender (y poco) cuando aparecía Puado, sin noticias de Terrats en su estreno en Cornellà, agobiado por el calor asfixiante en el RCDE Stadium. Al Espanyol se le atascaba todo el campo; al Atlético, las bandas. Sin peso ofensivo por las alas, el Atlético se entregó al talento de Julián Alvarez, esta temporada, con mejores socios a partir del talento de Baena y Almada. Más picantes con el balón cuando se sumó Barrios en el segundo tiempo.
Justamente entre Barrios y Julián inventaron una jugada preciosa que el palo negó al delantero argentino. Omnipresente, el delantero encontraba espacios para colarse en el área, para retrasar su posición, para encontrarse con Baena y Almada. Con Griezmann en su nuevo rol secundario, Julián, ahora también el líder del balón parado, se quedó con el primer tiro libre, que invitaba a suspirar después de una dura falta de Cabrera a Gallagher en la puerta del área. Y el 19 enseñó, de nuevo, por qué oposita a convertirse en uno de los mejores delanteros centros de Europa: con un disparo más preciso que potente, Alvarez rompió el cero en el marcador.
Y el Atlético, que había priorizado cuidar más el balón con la presencia de Koke y Barrios en la medular, se encontró sin pimienta en ataque cuando Griezmann y Raspadori reemplazaron a los dos fichajes estrella del verano, Almada y Baena, precisamente los dos que habían demostrado en Cornellà que conversaban un idioma similar al de Julián, también sustituido por Sorloth después del empate del Espanyol.
Amagó Simeone con evolucionar su fútbol, hasta que dejó solo a Julián y el Espanyol terminó por hundir al Atlético.
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Source: elpais.com