Zelenski viaja a EE UU bajo la amenaza de que Trump le exija ceder ante Putin

Lo sucedido provocó una enorme confusión en Bankova, la sede presidencial ucrania. La agenda prevista para el fin de semana saltó por los aires, sobre todo porque Trump convocó de urgencia a Zelenski en Washington. El líder republicano afirmó que todos sus socios, incluido el presidente ucranio, habían aceptado que el alto el fuego ya no es necesario para negociar la paz.

Pero Zelenski reiteró en dos ocasiones el sábado, a través de sus redes sociales, que la negativa rusa al cese temporal de las hostilidades demuestra que “todavía será más difícil que Rusia acepte la paz”. “Detener la muerte es un paso previo clave para finalizar la guerra”, añadió.

Zelenski ya manifestó el sábado por teléfono a Trump de que es imposible que acepte retirar a sus tropas de Donbás. La parte ucrania está dispuesta a congelar el conflicto en la actual línea del frente mientras se negocia la paz, pero abandonar lo que todavía controlan de la provincia de Donetsk sería un suicidio político para el presidente.

El territorio es la cuestión más espinosa del proceso de paz, pero los escollos van más allá de este. El Kremlin quiere, sobre todo, que se levanten las sanciones que castigan a su economía y que bloquean el movimiento de miles de personas vinculadas a la invasión. Ucrania tiene en este capítulo demandas que chocan frontalmente con los intereses rusos. En concreto, la constitución este verano de un tribunal especial europeo de crímenes de guerra rusos y la reclamación ucrania de que Rusia pague la reconstrucción de lo que ha destruido.

El canciller alemán, Merz, cuantificó el pasado julio en “por lo menos 500.000 millones de euros” el daño causado por las armas rusas. Serán clave también en este apartado de las negociaciones los más de 250.000 millones de euros en activos rusos que los aliados occidentales de Ucrania han congelado en sus países.

Especialmente delicado es el proceso judicial abierto en 2023 por el Tribunal Penal Internacional contra el propio Putin, sobre el que pesa una orden de arresto internacional, por los miles de menores de edad de los territorios ucranios ocupados y que han sido desplazados a la fuerza a Rusia. Para Kiev es una cuestión determinante que estos niños regresen a Ucrania.

Una línea roja rusa, que EE UU ya ha dicho que será respetada, es que Ucrania no acceda a la OTAN. Los países de la Alianza Atlántica están dispuestos, a cambio,, desde un acuerdo de defensa especial a el envío de tropas para entrenar al ejército ucranio o para confirmar el fin de las hostilidades.

La delegación rusa en Estambul planteó como condición indispensable para terminar la guerra que Ucrania deje de recibir armamento de sus socios internacionales, algo que supondría la rendición de facto del país invadido.

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