Fue el calor tal vez, quizás la sofocante humedad de Cincinnati o quién sabe si la indigestión tras celebrar el pasado sábado su vigesimocuarto cumpleaños, pero lo cierto es que Jannik Sinner, el hombre imbatible, el líder del ranking mundial, comenzó a encontrarse indispuesto este domingo, un día antes de la final del Masters 1000 de Cincinnati ante Carlos Alcaraz. El italiano aguantó, cómo no iba a hacerlo, soportó la fiebre, las náuseas, y confió en que su cuerpo mejoraría con el sueño. Cuán fue su sorpresa al descubrir que en la mañana del lunes, ya en el día del partido, su salud había empeorado. Saltó aun así el de San Candido a la Lindner Family Tennis Center de Mason y, ante 12.000 espectadores, y más importante aún, ante Alcaraz, trató de hacer lo imposible.
No hubo manera, claro. Antes de llegar a la media hora de la final, con el español a punto de cerrar ya el primer set —tiempos inusuales para tan abultado marcador—, Sinner dijo basta. Sentado en el banquillo, el italiano de 24 años juntó las palmas, cubrió su rostro y comunicó lo que muchos daban por improbable. “Me siento sin energía”, aseguró ante el estupor de los dos médicos del torneo trasladados hasta su banquillo. “Lo siento mucho, chicos”.
El italiano, número uno del mundo pese a la cada vez más acuciante amenaza de Alcaraz, campeón este curso de Róterdam, Montecarlo, Roma, Roland Garros, Queen’s y Cincinnati, dejó una de las estampas más sorprendentes de la rivalidad que domina el circuito masculino. Una retirada que, sin aparente lesión, sin torceduras ni calambres musculares, cayó como una losa sobre el azul inmaculado de Cincinnati. Un pesar que, cubierto de incógnitas, se acrecentó más aún minutos después, cuando Sinner se saltó la protocolaria rueda de prensa ante los medios de comunicación acreditados al torneo.
Fue minutos después, no obstante, en unas declaraciones compartidas por escrito en la web de la ATP, cuando el italiano arrojó algo de luz a su futuro más inmediato: “Me encantan los Grand Slams, son los principales objetivos de mi temporada y de mi carrera. El US Open será duro, pero al mismo tiempo, iré a por él. Si estoy preparado física y mentalmente, estaré listo para apretar. Ahora, un par de días de recuperación y, después, vuelta al trabajo. Ojalá esté listo, porque es mi principal meta en esta gira por Estados Unidos. En cualquier caso, ahora lo más importante es recuperarme”.
Más adelante, cuando concluya el show del dobles mixto, llegará el plato fuerte: el cuadro individual del último Grand Slam de la temporada. Apeado en segunda ronda el pasado curso, cuando colapsó ante Botic Van de Zandschulp, Alcaraz tiene muchos puntos que ganar en este US Open. Tantos, que las opciones de arrebatarle el número uno del mundo a Sinner son cada vez más reales. El italiano es el vigente campeón del torneo, por lo que no tiene terreno de mejora. Así, para recuperar el trono del ranking, el murciano tiene dos opciones: ganar el título o, más conservador, superar lo que haga el de San Candido en Nueva York. Sea como fuere, el duelo está servido.
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Source: elpais.com