Tras las reuniones de este lunes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el de Ucrania, Volodímir Zelenski, y con siete líderes europeos se prepara una nueva cumbre. En un mensaje en sus red social Truth, el estadounidense ha anunciado preparativos para que Zelenski se reúna con el líder ruso, Vladímir Putin, en un lugar y una fecha aún por determinar. Esa cita vendría seguida de una posterior en la que participarían los dos enemigos y el propio Trump. Moscú ha reaccionado con frialdad a la propuesta de Washington. “Putin y Trump han discutido la idea de elevar el nivel de las negociaciones directas ruso-ucranias”, se ha limitado a responder el asesor presidencial Yuri Ushakov.
En su mensaje en su red social, Trump ha calificado su encuentro multilateral de este lunes en la Casa Blanca como “muy bueno”. Y ha revelado que los participantes abordaron “garantías de seguridad para Ucrania”, que serán proporcionadas “por varios países europeos, con coordinación de Estados Unidos”.
“Al término de la reunión llamé al presidente Putin y comencé los preparativos para una reunión, en un lugar por determinar, entre Putin y Zelenski. Tras esa reunión, tendremos una trilateral entre los dos presidentes y yo mismo”, ha agregado.
La reunión ha transcurrido de manera muy distinta a la del pasado 28 de febrero, cuando Trump sometió a Zelenski a una humillación pública. Esta vez, ambos han intercambiado bromas y sonrisas en un ambiente aparentemente distendido. Esa complicidad ha continuado en la reunión posterior con los europeos: el estadounidense se ha deshecho en elogios sobre lo “respetados” que son sus invitados, y estos han repetido uno por uno su agradecimiento por los esfuerzos de su anfitrión para alcanzar la paz.
En esta ocasión, Zelenski se ha visto flanqueado en Washington por una nutrida delegación europea, en la que figuran los líderes europeos más poderosos y/o los que mejor relación tienen con el estadounidense: los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; de Francia, Emmanuel Macron, y de Finlandia, Alexander Stubb, a la sazón compañero ocasional de golf del republicano. También el canciller alemán, Friedrich Merz; los primeros ministros del Reino Unido, Keir Starmer, y de Italia, Giorgia Meloni, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que en los últimos tiempos se ha deshecho en halagos hacia Trump. Macron ha calificado de “muy importante” una eventual reunión trilateral entre Trump, Zelenski y Putin y ha añadido que, de darse ese encuentro, habría que organizar una reunión que incluya a Europa.
Zelenski y los europeos empiezan a ver progresos concretos sobre la mesa. Trump se ha comprometido en público a que EE UU ayude a Europa a proporcionar garantías de seguridad para Ucrania como parte de un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra de agresión rusa. No ha dado más detalles. Pero, preguntado al respecto, tampoco ha descartado que pudiera desplegar fuerzas estadounidenses sobre el terreno.
El mandatario ha puntualizado que una vez concluyan las reuniones de este lunes en la Casa Blanca llamará por teléfono a Putin, con quien se vio el viernes en Alaska. Según él, ha estado en contacto con el presidente ruso indirectamente antes de su cita con el ucranio.
El estadounidense, ha apuntado que las conversaciones de este lunes “no son el fin del camino”.
“Todos ellos [los europeos] van a estar implicados, pero habrá un montón de ayuda en lo que respecta a la seguridad. Tendrán mucha ayuda y va a ser bueno. Son la primera línea de defensa porque están ahí, son Europa, pero nosotros vamos a ayudarles”, ha enfatizado Trump. Zelenski, al ser preguntado sobre qué tipo de garantías de seguridad requiere, ha respondido: “Todas”.
La calidez de Trump en esta reunión contrastaba con sus comentarios de unas horas antes. Tres días después de haberse reunido con el jefe del Kremlin en Anchorage, el estadounidense puso en el disparadero al ucranio y le exigió, a través de las redes sociales, que aceptara un acuerdo de paz. Su interlocutor también recurrió a los mensajes en internet para dejar claro que no iba a aceptar ninguna cesión de territorios, pese a lo que reclama la parte rusa.
El encuentro entre Trump y Zelenski ha comenzado en torno a las 13.15 horas de Washington (19.15 hora peninsular española) tras un saludo de los dos líderes en la entrada del ala oeste de la Casa Blanca. En esta ocasión, el ucranio ha lucido un traje negro: en su última comparecencia en el Despacho Oval, el 28 de febrero, su comparecencia sin una chaqueta formal —en su lugar llevaba su uniforme militar habitual desde el inicio de la invasión rusa a gran escala de febrero de 2022— le ganó entonces los primeros reproches de lo que acabó siendo una bronca espectacular, y televisada, de Trump y del vicepresidente, J. D. Vance. Esta vez, en cambio, el presidente ha señalado con una sonrisa la chaqueta al saludarle, mostrando que apreciaba el cambio de atuendo.
Si tras aquella reunión Trump salió declarando que la paz depende de Zelenski —y no del país agresor—, en vísperas del encuentro de este lunes incrementó aún más la presión sobre el ucranio. En un mensaje en redes sociales, insistió en que la responsabilidad de un acuerdo recae en Kiev: el líder del país ocupado —escribió— “puede acabar la guerra con Rusia casi inmediatamente si quiere, o puede seguir peleando”. Y agregó que Ucrania tendrá que resignarse a no recuperar la península de Crimea, ocupada por Moscú desde 2014, y a ver bloqueado definitivamente su camino de acceso a la OTAN.
Zelenski, por su parte, llegó a Washington decidido a subrayar a su interlocutor que Ucrania reclama garantías de seguridad creíbles en cualquier tipo de solución negociada a la que se pueda llegar. Unas garantías que, según ha apuntado el negociador de la Casa Blanca, Steve Witkoff, Estados Unidos puede estar dispuesto a asumir, después de meses en los que Trump rechazó ese tipo de compromiso.
El objetivo de la comitiva europea era arropar al ucranio en una cumbre crucial y evitar una repetición de la desagradable escena de hace seis meses. Pero, sobre todo, los líderes querían dejar claro que entre Ucrania y Europa no hay ningún tipo de grieta. Que actúan de modo coordinado y para dejar clara su postura al inquilino de la Casa Blanca: que Kiev debe tener voz y voto en las negociaciones para resolver el conflicto, y que la solución no debe ser cocinada a solas entre Washington y Moscú, en una fórmula en la que Kiev deba resignarse a asumir términos que le parezcan inaceptables. Según dijo Macron el domingo: la idea es que “no haya debates sobre Ucrania sin los ucranios, ni debates sobre la seguridad en Europa sin los europeos”.
“Tenemos que acertar” en la solución, insistió el británico Starmer en declaraciones desde el avión oficial que le transportó a Washington. “Hay demasiado en juego”, subrayó. Inmediatamente antes de la reunión con Trump, los europeos y Zelenski mantuvieron una última reunión para preparar la bilateral entre el estadounidense y el ucranio, atar los últimos cabos y asegurarse de que la coordinación entre todos ellos estaba perfectamente engrasada.
La mayoría de los líderes en Europa lo tiene claro: la estabilidad y la seguridad del continente depende de cuál vaya a ser el futuro de Ucrania: si el país ocupado mantiene su independencia, su democracia y su prosperidad, o si, por el contrario, se convierte en un Estado débil y constantemente amenazado. “No vamos solo a acompañar a Zelenski. Vamos para defender los intereses de los europeos […] Europa no quiere estar en la mesa de las grandes discusiones como tema de debate. Europa debe estar sentada a la mesa para hablar sobre sí misma y su futuro”, señaló Macron el domingo.
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Source: elpais.com