Fuego, pastores y paisaje para combatir el fuego. El peor verano de incendios en al menos tres décadas puede dejar enseñanzas que ya se están implantando en algunos territorios para evitar desastres en fuegos futuros. Gran Canaria pone sobre la mesa el plan que lleva implantando desde principios de siglo, cuyos responsables esperan que encuentre encaje en el Pacto de Estado que anunció recientemente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Además de las limpiezas mecánicas tradicionales, el Cabildo de la isla ha introducido un pastoreo dirigido ―y remunerado― que ayuda a mantener limpios los cortafuegos y las zonas donde las partes urbanas se encuentran con las áreas con vegetación natural. Esta herramienta forma parte de un programa más amplio que persigue lograr un “paisaje mosaico”, en el que convivan campos cultivados, huertas, sembrados, pastos y diferentes tipos de bosques. Estas prácticas se culminan, por último, con quemas de baja intensidad provocadas en invierno. “El fuego limpia igual que limpiamos con una motodesbrozadora”, explica Federico Grillo, jefe de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria. “Y es mejor quemarlo nosotros a que se queme de manera descontrolada”.
Los técnicos sacan pechoen todas estas emergencias y ponen como ejemplo que el fuego de Tenerife no afectó ninguna casa. Desde hace más de 10 años, personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como de muchas comunidades como Andalucía o Galicia, han venido a la isla a aprender estas prácticas, explica Grillo. A esta experiencia contribuye la gestión de los recursos humanos: “Todo el personal, unos 240 bomberos, es fijo y contratado por la Administración. No trabajamos con empresas, queremos tener una plantilla que esté muchos años con nosotros para beneficiarnos de su experiencia”.
La práctica más llamativa es la quema controlada en invierno, que también se realiza en comunidades como Cataluña o Andalucía. “Se trata de llevar a cabo la limpieza de algunas masas cuando están las condiciones adecuadas de humedad, cuando no hace calor, con una llama muy pequeña”, relata. “Tenemos fuegos de alta intensidad que suben a copas y hacen un daño muy grande a toda la vegetación y al suelo, a los animales. Y tenemos fuego de baja intensidad, que es una llama muy pequeña, que va rastrera por el suelo y va eliminando solamente la pinocha”.
Los costes comparativos muestran la eficiencia del modelo. Un tratamiento mecánico puede alcanzar los 4.000 euros por cada hectárea, y una quema prescrita entre 300 y 600 euros. En cambio, el pastoreo cuesta entre 40 y 180 euros la hectárea, lo que permite abarcar superficies mucho mayores con el mismo presupuesto. En la actualidad, el programa gestiona 1.681 hectáreas, frente a las 300 que cubren los tratamientos clásicos de la Consejería.
El programa de pastoreo forma parte de otro más amplio llamado Gran Canaria Mosaico. Este proyecto persigue recuperar un paisaje en mosaico agroforestal que combine zonas de cultivo, pastos y masas forestales”. Con ello, se consigue, según el Cabildo, romper, por un lado, la continuidad del combustible vegetal y reducir así la propagación de los incendios. Además, favorece la biodiversidad y la economía rural. “Es una filosofía de favorecer la economía y los productos locales”, resume Grillo, “los cuales, aunque puedan resultar más caros, “tienen una ventaja muy grande que estás salvando el bosque”.
La aspiración de Grillo y del Colegio de Ingenieros Forestales, del cual es vocal, es que todas estas prácticas tengan cabida en el Pacto de Estado para afrontar el cambio climático que Pedro Sánchez anunció el día 17 en Galicia. “Estas son parte de las soluciones que ofrecen los facultativos del mundo forestal, del ganadero y de la agricultura. Pretendemos resolver, o por lo menos reducir, el problema de los incendios forestales”.
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Source: elpais.com