Medvedev libera sus demonios, otra vez: “Hubiera hecho algo peor, pero no puedo porque hay reglas”

El público de Nueva York, al que hace falta darle muy poco para que prenda la mecha, silba y abuchea al dictado de Daniil Medvedev, un tenista perdido que a lo largo de este año tan solo ha ganado un partido en los grandes escenarios. Fue en enero, en Australia, contra el tailandés Kasidit Samrej. A partir de ahí, la nada. Ya ha caído también en último major del año, pero antes de inclinarse en cinco sets ante el francés Benjamin Bonzi (6-3, 7-5, 6-7(5), 0-6 y 6-4, en 3h 45m) deja una escena insólita que deriva en un caos de seis minutos. Durante ese intervalo, más y más chiflidos para el juez de silla, para el galo y para el fotógrafo que, despistado, creyendo que ya había concluido el duelo, ha accedido a la pista.

Never seen anything like it at a US Open

Cameraman commits career Seppuku on the court
Medvedev goes medieval and starts a civil war in the stadium
Crowd drops a guillotine on Bonzi’s nerves
Medvedev breaks, match plays on.

Can’t make it up. pic.twitter.com/EGWgr3yPDU

En 2019, dedicó una peineta a los aficionados de la pista Louis Armstrong —la segunda pista del complejo neoyorquino— y se enzarzó con ellos de inicio a fin. Luego, durante el parlamento pospartido, se encaró: “Seguid pitándome. Si lo hacéis, ganaré el torneo”. No estuvo lejos. Solo Nadal le frenó, .

Ante la posibilidad de que reciba una fuerte sanción económica, responde que la multa también debería recaer sobre Bonzi (29 años y 51º del mundo) e insinúa una persecución contra Kyrgios, Bublik y Reilly Opelka, este último rival de Carlos Alcaraz en la primera ronda. “Hoy no he hecho nada malo. Yo no retrasé el partido, fue el público. Les lancé corazones porque me encantan. Adoro Nueva York. Ellos hicieron el trabajo y me empujaron a volver al partido. No hice nada”, cierra, mientras su adversario transmite su incredulidad: “Había mucho ruido, lo empezó todo Daniil. Jamás había vivido algo así. Echó gasolina para que enloqueciera la multitud. Pero es mi mejor victoria, estoy muy orgulloso de mí mismo”.

Entrenado por el francés Gilles Cervara desde 2017, contrajo matrimonio con 22 años y en enero fue padre por segunda vez. Reside desde 2019 en Montecarlo —al igual que varios jugadores de primera línea— y disfruta de las partidas de ajedrez. Raqueta en mano, sin embargo, tiende a la combustión con facilidad.

“La regla es clara: si alguien entra en la pista entre dos saques, se repite el primero”, esgrime Bonzi. No lo entendía así Medvedev y protagonizó otro incidente que se añade a una larga lista. 

Entre los más sonados, lanzar monedas a una árbitra tras perder en Wimbledon (2017) o, según precisó en 2016 la federación estadounidense (USTA), “cuestionar la imparcialidad de la árbitra basándose en su raza” durante un duelo frente a Donald Young, también negro, en un challenger en Estados Unidos. La organización reaccionó descalificándole.

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