El ritmo de la noche (This is the rhythm of the night) recibe a un Alcaraz eléctrico que durante el sorteo ya brinca y se menea acrobáticamente como una ardilla, en contraste con el estatismo de Opelka; la disposición de uno y otro no engaña. Dos perfiles, dos mundos. Dos formas muy distintas de interpretar la acción. Frente al sugerente abanico del español, el registro único del estadounidense, al que cada vez que abandona las cuatro losetas sobre las que compite le asoman con claridad las costuras. Muchos centímetros, poca imaginación; altura para dar y regalar, 2,11 de tallo, pero escasez en la propuesta. Con ese corpachón, básicamente lo fía todo a su palanca.
Tras un doloroso proceso que le condujo al quirófano para reparar la cadera y la muñeca, va recuperando vuelo en este tenis vertiginoso y minimalista de hoy, en el que el saque es un punto de partida innegociable. Absolutamente esencial. Bien lo sabe Alcaraz, de burdeos y en tirantes, chasis privilegiado y plasticidad en cada una de sus maniobras. Una delicia para la vista. Lo observa en primera línea Feliciano López, estos días comentarista en la ESPN, y el público de los tres anillos que conforme progresa el duelo, monótono, va enfriándose. Más bien pastoso. Sin ritmo, previsible. Opelka en línea recta, sin voluntad alguna de debate. Y el murciano va contagiándose.
Desde uno de los palcos de celebridades, el golfista Rory McIlroy saluda pulgar arriba y Maria Sharapova departe en la cabina con John McEnroe, profundo admirador de Alcaraz. A la noche le falta picante, huele a sándwich y Olivia, social media de un periódico local, aprueba el rapado del vencedor: “Like David Beckham”. Nacían los 2000 cuando el futbolista inglés irrumpió en Old Trafford con un corte rompedor, y sorprende ahora este otro marine que también arrastra a la masa juvenil y marca tendencia. En Nueva York gusta lo atrevido y esa osadía dentro y fuera de la pista enganchó desde el principio a la bulliciosa grada de la central, proclive siempre a la fiesta.
Buen humor para despedir una velada en la que el primer impacto de Opelka le impidió sacar a relucir su faceta más ofensiva. Se imponía la practicidad. “Intentaba defenderme en los dos o tres primeros tiros y luego coger la iniciativa, pero por su forma de jugar, no depende de ti. He intentado estar concentrado al resto y, en líneas generales, creo que ha sido un buen partido por mi parte”, valoró.
Entretanto, su nueva imagen seguía dando la vuelta al mundo en las redes sociales. “Es horrible…”, bromeaba Frances Tiafoe, con el que tiene buen rollo. “Frances miente… Me ha dicho que le gusta”, devolvió él. Ahora divisa a Bellucci, con el que no se ha enfrentado nunca en el circuito. Sí lo hizo en 2020 en un torneo de categoría ITF y entonces no concedió ningún set al italiano.
Lo hará el de El Palmar después de haber firmado un dato que pone en perspectiva el valor de esta temporada, en la que ha alzado seis trofeos: con un trimestre todavía por delante, suma 55 victorias. Hace un año, a estas mismas alturas acumulaba 54.
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Source: elpais.com