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Miércoles, 27 de agosto 2025, 12:52
A un lado y al otro del Atlántico, los informes bursátiles de principio de semana avisaban: «Wall Street comienza el lunes con la mirada puesta … en los resultados de Nvidia». Sin embargo, el gigante tecnológico no presenta sus cuentas hasta bien entrada la noche de este miércoles, pero la compañía dirigida por Jen-Hsun Huang mueve los mercados y sus chips mueven, ahora mismo, el mundo. La fe, casi inquebrantable, de los inversores en el desarrollo de la inteligencia artificial se pone hoy a prueba con las cuentas del segundo trimestre fiscal de la principal proveedora de procesadores que alimentan los cerebros de los sistemas de IA más avanzados.
Para no decepcionar y, por consiguiente, evitar que Nvidia provoque un terremoto bursátil —la tecnológica supone el 8% del S&P 500 y, con un valor de casi 4,5 billones de dólares, fue la primera en alcanzar la cota de los 4 billones—, tendrá que despejar todas las dudas con sus envíos a China —fuertemente condicionados por la guerra comercial y geopolítica entre Washington y Pekín— y, sobre todo, seguir ilusionando con sus cifras. «La más mínima decepción podría provocar una volatilidad desproporcionada en los mercados», apunta Josh Gilbert, analista de eToro. El consenso de mercado espera ganancias en una horquilla de entre 43.000 y 48.500 millones de euros en la primera mitad de este año, una cifra que, de alcanzarse, supondría para la empresa estadounidense un incremento del 40-50% respecto al mismo periodo del año anterior.
Pero puede no ser suficiente, ya que la atención se centrará en todo lo relacionado con China y, especialmente, en lo que Huang pueda decir sobre el gigante asiático en la conferencia posterior a la presentación de resultados. La política comercial de Estados Unidos contra Pekín ya dejó un importante mordisco en el balance de Nvidia en los primeros meses del año.
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El Gobierno estadounidense prohibió a todas sus empresas vender alta para frenar su avance, en particular en el desarrollo de inteligencia artificial. Esto obligó a Nvidia a diseñar una alternativa que bautizó como H20 —chips mucho menos potentes y poco útiles para grandes modelos de lenguaje—. Con ello sorteó temporalmente la restricción, pero la Administración estadounidense bloqueó también estas ventas. En abril, la compañía comunicó al regulador que esa decisión tendría un impacto de 5.000 millones de euros en sus cuentas y provocó una pérdida de capitalización bursátil de más de 150.000 millones de dólares. Meses más tarde, Washington dio marcha atrás y permitió los envíos a cambio de un 15% de las ganancias.
A ello se suman, además, las declaraciones de DeepSeek —la empresa china de IA que desarrolla modelos de lenguaje grandes, de código abierto y altamente eficientes, y que ha puesto en jaque a la industria—, que aseguró que su último modelo está diseñado específicamente para funcionar con semiconductores chinos.
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Source: www.hoy.es