El Rayo deja en fuera de juego al Barça

Los recursos ofensivos azulgrana acostumbra a ser variados, la mayoría solventes, de la misma manera que hay más dudas sobre los mecanismos defensivos, sobre todo desde la salida de Iñigo. Flick cambió a los dos centrales (Eric y Christensen formaron por Araujo y Cubarsí) y dio entrada como lateral a Koundé. No es fácil contener a Isi y Álvaro y se sabe del incordio que es de De Frutos. Los muchachos de Íñigo Pérez mezclaban las entradas por las bandas con el juego directo para salvar la presión alta del Barça. El plan exigió la mejor versión de  García.

Lamine mantuvo la calma, tomó la pelota de Raphinha, asumió la responsabilidad y no perdonó: 0-1. Olmo tuvo el 0-2 antes de llegar al descanso cuando todavía duraba el enojo del Rayo. Hubo más ocasiones que juego porque el fútbol azulgrana tenía poco control y, a cambio, sus delanteros llegaban con frecuencia hasta Batalla. Volvió a perdonar Olmo en la reanudación ante la indignación de Flick. El Barça no supo liquidar el partido en el área y se entregó a un duelo de ritmo alto, rápidas transiciones y mucho desgaste en la medular por la brega del Rayo.

El Rayo se divertía y sufría el Barça. No se recordaba a un equipo azulgrana tan destensado como el que jugaba en Vallecas. Flick optó entonces por quitar a Balde, el punto débil de los barcelonistas, y dio entrada a Lewandowski. Tampoco resultaron los cambios y no se contó ni un solo tiro más a la portería de Batalla. El Rayo estuvo siempre más cerca de la victoria que el Barça, que descontó dos puntos de manera inopinada por la falta de jerarquía y de punch en el cuadrilátero de Vallecas.

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