La oleada de incendios ha resucitado un debate antiguo sin resolver: cómo poner en marcha una gestión forestal sostenible en un territorio que sufre el impacto de unas olas de calor y sequías cada vez más graves. No hay una varita mágica. Es un conjunto de actuaciones planificadas, explican científicos y ecologistas, que piden a los políticos pensar en el futuro antes de actuar de forma precipitada para salir del paso. El objetivo es crear un paisaje mosaico en el que convivan diversos usos del suelo. Este modelo se ha perdido por el abandono rural y la caída de la ganadería y los cultivos tradicionales, con un crecimiento al mismo tiempo de la superficie forestal, que ocupa el 55% del territorio (28 millones de hectáreas). En ella se incluyen tanto terrenos con bosques como zonas de matorral y pastos.
Desde Greenpeace se lleva “muchos años enarbolando la bandera de la gestión forestal”, observa Mónica Parrilla, ingeniera forestal y responsable de la campaña de incendios de la ONG. Apela al “sentido común” porque nada “es blanco o negro” en un proceso que durará décadas. “No pasa nada por quitar un árbol, o dos o tres… es gestión forestal y es necesaria, no solo para frenar la propagación de los incendios, sino para generar masas forestales más vigorosas”, señala esta ecologista que trabaja desde hace 20 en la organización. En Greenpeace reciben denuncias de la tala de árboles, “pero hay que distinguir entre acabar con un ejemplar centenario o destruir hábitats, algo que no vamos a apoyar, y gestionar un terreno”, matiza Parrilla.
“No estamos proponiendo dejar todo como una patena, sino que quizá gestionando entre un 5% y un 10% de territorio forestal, estos fuegos no serían del calibre de los actuales”, puntualiza Madrigal del CSIC. “No se trata de destrozar el ecosistema”, insiste.
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Source: elpais.com