Trump dice que Putin le ha “decepcionado” y Starmer reclama más presión sobre el presidente ruso

Ha sido en el Reino Unido, uno de los países que más firmeza demostró desde el principio contra la agresión rusa en Ucrania, donde Donald Trump ha admitido de nuevo que Putin le ha “decepcionado”. Siempre pensó que la solución de ese conflicto sería sencilla, ha dicho en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro, Keir Starmer, pero “las guerras son algo diferente, y ocurren cosas que acaban siendo lo contrario de lo que tú pensabas”, ha reconocido.

Nada podría haberse desarrollado mejor, en términos diplomáticos. La cena de Estado ofrecida este miércoles por Carlos III de Inglaterra al matrimonio Trump en el castillo de Windsor, entusiasmó a Trump, que aseguró durante el banquete que se trataba de “uno de los mayores honores” de su vida. Este jueves, sin embargo, quedaba la prueba política: la rueda de prensa conjunta, con asuntos delicados como los ya mencionados, o como el caso Epstein.

Starmer cesó, apenas unos días antes de la llegada de Trump, a su embajador en Washington, Peter Mandelson, cuando se filtraron sus correos de ánimo y complicidad al millonario estadounidense pedófilo Jeffrey Epstein, cuando este ya había sido condenado por abusos sexuales a menores. La relación del presidente estadounidense con el millonario que acabó suicidándose en una celda de Nueva York también es un constante quebradero de cabeza para la actual Casa Blanca, y es un asunto que desagrada a Trump.

Ha resultado evidente que los dos líderes habían preparado a conciencia la comparecencia. El presidente estadounidense ha señalado su desacuerdo con el primer ministro respecto a la decisión del Gobierno británico de , y ha recordado la masacre de Hamás del 7 de octubre y los rehenes israelíes que siguen en manos del grupo fundamentalista. Y Starmer ha defendido su posición, pero con un guiño de complicidad celebrado por su invitado.

“Déjenme ser claro sobre Hamás. Es una organización terrorista, y nunca podrá formar parte de un futuro Gobierno palestino. Lo que ocurrió en octubre fue el peor ataque desde el Holocausto”, ha dicho el primer ministro británico mientas Trump le daba una palmada de reconocimiento en la espalda.

El republicano ha arremetido una vez más contra las energías renovables. Especialmente contra la eólica, en la que el Reino Unido es potencia mundial. Se trata de su batalla particular desde que un parque ha arruinado las vistas, según él, de uno de los campos de golf que posee en Escocia.

Y, finalmente, inmigración irregular. “Ya le he dicho al primer ministro que debe detenerla. No importa que use el ejército, o los medios que estime oportunos, pero debe pararla, porque es algo que destroza por dentro a los países”, ha dicho Trump. Starmer ha evitado la discusión y defendido su propia política de deportaciones y las cifras de expulsados —más de 30.000— en poco más de un año.

El Marine One, el helicóptero que traslada a Trump en sus desplazamientos de corto recorrido, ha llegado a media mañana a Chequers, la residencia campestre de descanso del primer ministro. El espectáculo de un presidente estadounidense en movimiento fascina a los medios británicos, que han retransmitido cada minuto de su breve periplo por la isla, acompañado siempre de un enjambre de ayudantes y asesores.

El matrimonio Starmer ―el primer ministro Keir y su esposa, Victoria— esperaba a la puerta de la residencia al presidente estadounidense, que ha sido recibido con una breve ceremonia militar y, de nuevo, el sonido de los gaiteros. La madre de Trump era escocesa, y el dignatario posee dos campos de golf en esa nación del Reino Unido.

Después de dar la bienvenida a su invitado, sentados uno frente a otro para los medios en sendos sillones, Starmer ha querido seguir agasajando al presidente con todo aquello que le resulta más atractivo de la cultura británica. Trump presume de tener en el Despacho Oval el busto de Winston Churchill, por quien profesa admiración. Su anfitrión le ha mostrado a continuación toda la colección que contiene la residencia de Chequers de objetos personales del histórico primer ministro que lideró a sus ciudadanos en la Segunda Guerra Mundial.

Antes de pasar a asuntos políticos, ambos han presidido una mesa redonda con algunos de los gigantes tecnológicos que han acompañado a Trump en su viaje, con la intención de firmar multimillonarios acuerdos de inversión con el Gobierno británico.

Los dos dirigentes han firmado un gran acuerdo tecnológico centrado en energía nuclear, inteligencia artificial y computación cuántica, cifrado en más de 280.000 millones de euros que se generarán, según ha asegurado Starmer, en uno y otro lado del Atlántico.

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