El veterano político ucranio es pesimista con la estrategia de Trump y cree que la única manera de terminar la guerra es armando a su país y presionando a China
El mundo recuerda a Víktor Yúshchenko (Joruzhivka, Sumi, 71 años) por el convulso 2004. Todavía pueden identificarse en su rostro las cicatrices que le dejó el envenenamiento que sufrió en las elecciones presidenciales de aquel año. Cientos de miles de personas tomaron por primera vez la plaza de Maidán de Kiev, en la Revolución Naranja, para protestar contra el amaño electoral que dio la victoria al prorruso Víktor Yanukóvich. Los comicios se repitieron y Yúshchenko fue elegido como el primer presidente de Ucrania que apostaba sin ambages por romper con Rusia.
Yúshchenko mantiene hoy un perfil público discreto, rehúye la atención mediática porque terminó agotado de la lucha política durante sus años en primera línea, según admite durante un encuentro con periodistas internacionales organizado el 17 de octubre por el grupo de comunicación Your City Media Hub. El lugar de la entrevista es en la villa de Kiev que le sirve de oficina, en una sala de reuniones en la que destacan objetos de su fe cristiana y retratos de figuras históricas de la identidad ucrania.
“Apaciguar a Putin no sirve de nada”, asegura Yúshchenko, que no duda en comparar la situación actual con los prolegómenos de la II Guerra Mundial. Quien firme un acuerdo con el autócrata ruso podría estar repitiendo el aciago papel que desempeño en 1938 el primer ministro británico Neville Chamberlain, dice el antiguo presidente, cuando creyó haber conseguido un acuerdo de paz con Hitler a cambio de aceptar la anexión alemana de los Sudetes en Checoslovaquia: “Me parece que estamos terriblemente cerca del mismo trágico escenario”.
Yúshchenko basa sus temores en la historia reciente, en concreto, en la vista gorda que hicieron las potencias europeas cuando el Kremlin invadió en 2008 parte de Georgia y cuando en 2014 se anexionó ilegalmente Crimea y apoyó el levantamiento armado en el este de Ucrania.
Por eso, aventura Yúshchenko al final de la entrevista, la única opción viable es que la Federación Rusa pase a mejor vida, y la manera de conseguirlo es alentando la sublevación de sus minorías nacionales: “Creo que nuestra mejor oportunidad sería formular la manera correcta de incentivar los movimientos de liberación nacional de decenas de sociedades indígenas”. “No creo que Rusia sea viable en el futuro”, concluye Yúshchenko, “yo digo que debe romperse en 25 partes, las mismas que tenían cuando formaban parte del imperio mongol”.
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Source: elpais.com
