Huracanes: cómo son por dentro las tormentas más poderosas del planeta

Cómo son por dentro las tormentas más poderosas del planeta

Te invitamos a hacer un viaje similar, desde donde nace un huracán hasta donde muere.  

Empezamos a miles de kilómetros del continente americano, en África.

Para que esto ocurra, se necesitan las condiciones adecuadas: una concentración de nubes de lluvia y humedad elevada sobre un océano cálido. 

Al absorber la energía de las cálidas aguas tropicales superficiales de al menos 27°C – la fuente de combustible para el crecimiento de los huracanes- la tormenta se intensifica y comienza a girar debido a un fenómeno conocido como fuerza de Coriolis, un producto de la rotación de nuestro planeta. 

El centro de la tormenta está marcado por el ojo. Suele tener entre 32 km y 64 km de ancho y representa un oasis de calma dentro de la vorágine. 

Pero los vientos arremolinados de la pared del ojo que lo rodea son más fuertes y destructivos. 

Durante más de 25 años, Dunion ha volado en aviones especialmente equipados, conocidos como “cazadores de huracanes”, para estudiar los vientos en la zona más peligrosa de una tormenta: la pared ocular.  

La vista desde un avión en medio de un huracán es formidable: estás rodeado por un inmenso muro de nubes inclinadas hacia arriba y hacia fuera.  

“Lo llamamos ‘efecto estadio’, ya que parece que estás en un partido en Wembley o de fútbol americano en Estados Unidos. Te sientes muy pequeño”, dice Dunion.  

Estas misiones pueden ser traicioneras, pero proporcionan información que no puede obtenerse de un satélite. 

Los científicos recopilan datos sobre el patrón tridimensional de los vientos, conocido como campo de vientos. Esto los ayuda a predecir la fuerza de la marejada ciclónica que tocará tierra. 

Las aeronaves liberan sensores remotos, conocidos en inglés como “dropsondes”, con miniparacaídas para registrar la velocidad del viento, la temperatura, la presión atmosférica y la humedad hasta la superficie del océano azotada por las olas.  

Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA)

“Me preocupa una costa en la que te acuestas preparado para un categoría 1 y te despiertas con un categoría 3 importante”.  

 

En cuanto el huracán toca tierra, ya no tiene acceso a aguas cálidas. Privado de su fuente de combustible, comienza a debilitarse. 

Pero mientras lo hace, puede causar estragos. Hay tres peligros principales.  

Con vientos sostenidos de 266 km/h cuando tocó tierra -uno de los vientos más fuertes que han azotado el territorio continental de Estados Unidos-, el huracán Andrew destruyó en 1992 más de 25.000 viviendas y causó daños en al menos 100.000 en el sureste de Florida.  

A menudo, el más peligroso de todos los riesgos que presenta un huracán, son los aumentos a corto plazo del nivel del mar causados por una tormenta, que suelen provocar inundaciones costeras. Los fuertes vientos “empujan” el agua del mar hacia la costa y la baja presión en el centro de la tormenta “tira” del nivel del agua hacia arriba. 

Cuando el huracán Katrina azotó las costas del sureste de Luisiana y Misisipi en 2005, provocó marejadas ciclónicas de entre 3 y 8 m por encima de la marea normal, causando cientos de muertos. 

No se cree que el cambio climático provoque más tormentas, pero océanos más calientes y el aire más cálido pueden sobrecargar a los huracanes más fuertes, provocando velocidades de viento aún mayores y lluvias más intensas.   

Y no hay que olvidar que el cambio climático ya está elevando el nivel del mar. Esto hace que incluso la más pequeña marejada ciclónica adicional sea un potencial desastre.  

Aparte de luchar contra el cambio climático reduciendo el uso de combustibles fósiles, los seres humanos no tienen control sobre la fuerza de los huracanes, pero las personas, y en particular los gobiernos, pueden ayudar a hacerlos menos mortíferos.  

En 2017, el huracán María mató a unas 3.000 personas en Puerto Rico.  

Una investigación de Virginia Tech demostró que las diferencias en la fuerza del huracán y la profundidad de las inundaciones en la isla no dictaban cuánto daño sufría una zona: la vulnerabilidad humana era aún más importante. Por ejemplo, las comunidades más pobres tenían más probabilidades de vivir en zonas más propensas a las inundaciones y con normas de construcción menos estrictas. 

“¿Estás en una zona que podría inundarse por una marejada ciclónica? ¿Está bien construida tu casa? ¿Estás en una isla barrera que podría quedar aislada?  

Estas son las preguntas que Holbach aconseja tener en cuenta a quienes viven en la posible trayectoria de un huracán.  

«Tienes que saber qué vas a hacer si te quedas sin electricidad durante una semana o más”, dice. “Ten siempre un plan”.  

Redactores: India Bourke, Mark Poynting, Ben Rich

Diseñadores: Gerry Fletcher, Katherine Gaynor

Productores: Dominic Bailey, Paul Sargeant

Editores: Richard Gray, Greg Brosnan

Video y fotografías: Nasa, Noaa, Getty Images, Reuters