Pablo Urdangarin: “Me bromean con que soy un enchufado, les respondo que ya se enterarán en la pista, y se han enterado”

El joven de 24 años, el hijo segundo de Iñaki y Cristina de Borbón, debuta con la selección de balonmano tras su gran salto en el último año con el Granollers

En el Palacio de los Deportes de Granollers estuvo la semana pasada “la santa de los abrazos”, Amma, la líder espiritual india que asegura haber consolado por todo el mundo a más de 40 millones de personas. “Yo también doy abrazos”, suelta Pablo Urdangarin de Borbón mientras los operarios devuelven el recinto a su estado original, el de una pista de balonmano, donde este tallo de 1,95 ha despuntado en el último año. Lo suficiente como para que el estricto Jordi Ribera lo haya convocado para los dos amistosos que la selección disputa este jueves (18.10) y sábado (17.30) contra Suecia en el país escandinavo, antes del Europeo del próximo enero.

El joven, o ya no tanto (24 años), se mueve con parsimonia y cierta inocencia por el pabellón, como si no supiera, más allá de su progresión en la cancha, la comidilla que genera su nombre. Es el segundo hijo de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón, nieto de los reyes eméritos y sobrino de Felipe VI. “Tampoco suelo escuchar lo que se dice, no me ha afectado”, despeja tranquilo. De lo que no se ha podido librar en un vestuario es de las bromas. Y el resto tampoco de sus respuestas. “Sé que son de buen rollo y yo se las devuelvo. Es un pique bueno. Está la típica de que soy un enchufado, pero luego lo demuestro en la pista. Les digo que ya se enterarán en los entrenamientos. Y se han enterado”, cuenta con una sonrisa antes de zanjar con un serio “no, no” si alguna vez se ha sentido beneficiado o perjudicado por sus apellidos.

Su trayectoria no es la más habitual de todos los que acuden con los Hispanos. Nunca fue llamado a una selección de base. “Como vivía en el extranjero, también era más difícil. No seguía el balonmano en categorías inferiores, estaba muy poco vinculado con esto al estar fuera”, explica Pablo Urdangarin, que empezó imitando lógicamente a su padre, doble bronce olímpico y miembro destacado del Dream Team del Barça. “Era muy fácil copiarle de pequeño, es lo que todo niño quiere”, apunta.

Sus primeros recuerdos arrancan en una cancha de cemento del Liceo Francés de Barcelona, “incluso parando un penalti al Sagrado Corazón”, señala. “Tengo un shot de este momento”, exclama muy al estilo de su generación. Ahí empieza con la familia un periplo internacional y un cocinado a fuego lento en este deporte. “He crecido muy tarde, sobre todo, técnicamente. En Suiza era muy pequeño, muy delgado, y tampoco era un balonmano serio. Luego me fui a Alemania [en 2018, al Hannover], donde me fue bien, pero seguía físicamente muy débil y no entendía mucho de jugadas. Estaba un poco perdido y el idioma me costó. El Nantes también me ayudó, pero solo estuve medio año [por la covid]. Y cuando llegué al Barcelona [2020], ahí te enseñan una manera diferente de ver el balonmano. Tanto staff, tantos enfrenadores, aprendes un montón”, afirma. En su primera temporada en el filial, no obstante, solo pudo entrenar porque la plantilla estaba completa. En 2021 debutó con el primer equipo y en 2023 se marchó al Granollers, donde de verdad ha asomado la cabeza.

“Antes de un partido, mi padre me da tips, consejos para mantener la calma, ser disciplinado, lanzar en las primeras acciones porque si no los defensores no van a dudar… Estas cosas sí las hablo mucho con él”, cuenta este joven, que luce el dorsal 77 por su progenitor (llevaba el siete), y al que le gustaría tener “la garra, actitud, defensa, el porte y los 100 kilos” de su padre. Él se encuentra en 85 y su objetivo es alcanzar los 90 en el gimnasio, de donde sale para la entrevista, porque eso también le ayudaría para defender, su gran margen de mejora. Lo que ya tiene de nacimiento es su condición de zurdo, algo que escasea en el balonmano y que le ofrece una ventaja competitiva. “De pequeño, no era tan bueno de extremo, pero al ser zurdo tenía que jugar”, admite este joven rápido sobre la pista.

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