La violencia en Sudán, país sumido en una cruenta guerra civil desde abril de 2023, ha alcanzado cotas inimaginables en las últimas semanas. Pero no solo matan las armas. El hambre también pone en serio peligro la vida de millones de personas. El sistema de Naciones Unidas que se encarga de supervisar la seguridad alimentaria de los países en el mundo (IPC, por sus siglas en inglés) ha declarado este lunes, y por segunda vez en un año, la hambruna en partes de Sudán. “A septiembre de 2025, la ciudad de El Fasher (Darfur del Norte) y la ciudad sitiada de Kadugli (Kordofán del Sur) fueron clasificadas en fase 5 de hambruna”, ha señalado el organismo, “que se caracteriza por el colapso total de los medios de vida, hambre extrema, niveles muy altos de desnutrición y muertes”.
Según el informe del IPC, en septiembre de 2025, “en el punto más crítico de la temporada de escasez”, 21,2 millones de personas (el 45% de la población) enfrentaban altos niveles de inseguridad alimentaria aguda ―fase 3 de 5 del IPC o superior―, incluyendo 6,3 millones (13%) en fase 4, que significa emergencia, y 375.000 personas (1%) en la cinco o “catástrofe”, el 98% de ellas en el Gran Darfur y el Gran Kordofán. La ONU sostiene que espera que estas condiciones persistan hasta enero de 2026.
“Se espera que las condiciones agroclimáticas favorables mejoren la situación alimentaria tras la cosecha”, apunta el IPC en su declaración de hambruna. Lo que reducirá el número de personas que sufren escasez. Sin embargo, advierte el organismo, en Darfur del Norte y las Montañas Nuba Occidentales, “los beneficios de la cosecha seguirán siendo limitados debido al conflicto y la inseguridad”.
El director de Acción contra el Hambre en Sudán, Samy Guessabi, , al conocer la declaración de la ONU: “Sudán está viviendo una hambruna silenciosa que amenaza con convertirse en una catástrofe total. El Fasher y Kadugli están sitiadas, sin acceso a alimentos, agua ni atención médica. Las familias están comiendo hojas hervidas, cáscaras de cacahuete y alimento para animales. Esta situación es intolerable”.
La situación es especialmente crítica en El Fasher, donde el cambio de control en la ciudad, tomada el 29 de octubre por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) ―una poderosa milicia supremacista árabe―, “ha provocado un sufrimiento humano generalizado y nuevos desplazamientos hacia Tawila y otras zonas vecinas, agravando las necesidades humanitarias”, alerta el informe del IPC.
Entre otras atrocidades, ese día, la maternidad del hospital de la urbe sufrió un ataque de las RSF, en el que mataron al menos a 460 personas, entre pacientes, visitantes y trabajadores sanitarios. “Es probable que el número real de muertos sea mucho mayor”, advierte Amnistía Internacional.
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Source: elpais.com
