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La joven emprendedora que dejó la carrera para crear un ‘gadget’ antiacoso callejero: «A casi todas nos han pasado cosas muy fuertes pero las hemos normalizado»

La lisboeta Julieta Rueff, afincada en Barcelona, ha ideado un dispositivo de seguridad personal pensado para proteger a las mujeres de situaciones incmodas y/o peligrosas, como seguimientos y agresiones verbales en espacios pblicos.

Una consigna coreada en las manifestaciones feministas del 8M reza: «Sola, borracha, quiero volver a casa«. No se trata de adornar la ingesta de alcohol ni tampoco de hacer un panegrico a la soltera. Ese eslogan es un alegato en favor de la libertad. Esto es: que las mujeres puedan regresar de fiesta seguras y tranquilas, con compaa o sin ella, y tras beber agua o gin tonics.

Julieta Rueff, nacida en Lisboa y afincada en Barcelona, sufri un episodio continuado y preocupante con un acosador. Era 2022 y ella apenas tena 21 aos. «Empec a darme cuenta de que me seguan. Cuando volva de la biblioteca, cuando regresaba de fiesta… Un hombre se obsesion conmigo y se aprendi mis rutinas. Pas mucho miedo«, narra. Aquellos hechos se extendieron durante tres largos y angustiosos meses, en los que la esperaba en su portal o se sentaba en su misma mesa mientras tomaba caf con sus amigas. Aquella mala experiencia fue el germen de una idea que la anim a emprender: ha ideado un gadget para sentirse seguro en esas situaciones llamado FlamAid.

Aunque su caso est vinculado al problema de salud mental que padeca su acosador, el quid de la cuestin es que Julieta se sinti indefensa, como tantas otras mujeres que viven episodios puntuales con frecuencia. Sienten ojos que las persiguen, manos que las tocan como al descuido, y escuchan inconveniencias cuando caminan por la calle o en espacios pblicos.

Los testimonios directos de las 3.000 jvenes participantes en el estudio Safer Cities for Girls, realizado por la ong Plan International y financiado por la Comisin Europea, revelan que las miradas insistentes, los silbidos, los comentarios no solicitados e incluso persecuciones son la realidad diaria de las chicas de entre 15 y 25 aos en las ciudades de Madrid, Sevilla y Barcelona. Los datos del informe resuelven que el 78% de las jvenes ha sufrido acoso callejero y que cuando sucede, solo un 3% lo comunica a las autoridades o fuerzas de seguridad.

Por otra parte, con motivo del pasado Da de la Eliminacin de la Violencia contra la Mujer, Sigma Dos, a peticin de YO DONA, pregunt a mujeres de entre 16 a 35 aos, residentes en Espaa, sobre varias cuestiones al hilo. El 42% afirm que las haban tocado sin permiso; el 32%, que las haban seguido por la calle; y el 38%, que haban sufrido acoso verbal en lugares pblicos.

«Tard mucho en decrselo a mis padres», reconoce Julieta. En cambio, s lo comparti con sus amigas y comprob cmo, de un modo u otro, la mayora de ellas haban vivido desde adolescentes situaciones muy desagradables y «fuertes» que, sorprendentemente, dice, «haban normalizado«. Entonces, pens en la pertinencia de crear un dispositivo fcil de usar, diferente a otras alternativas como las armas blancas o los espris de pimienta que «son de defensa y tienen su riesgo», dice la joven emprendedora. «Yo misma tena un espray que me dio mi madre, pero en una situacin de pnico no es sencillo usarla. Yo nunca pude. Adems, si intentas usarla y fallas, el agresor la puede usar en tu contra», sostiene Julieta.

As fue cmo se lio la manta a la cabeza y dej, casi a punto de graduarse, sus estudios de Marketing y Negocios Internacionales para empujar el proyecto a travs de una start up. Lo que empez en su cabeza, sigui en un documento de Word. La cosa prosper con el prototipo que sali de la impresora 3D de un amigo y de ah, el equipo inicial sali a cazar inversores. Encontraron a quien apostara por FlamAid con 500.000 euros sobre la mesa. Hoy la empresa se compone de seis personas y desde hace dos meses ya han empezado a comercializarlo.

«FlamAid es un artilugio de defensa pasiva pensado para llevarlo colgado de un bolso, mochila, llavero, etc. La granada de mano es el arma de ms fcil activacin y por eso eleg esa forma», aclara. El funcionamiento de este colgante es tan sencillo que solo hay que tirar de una anilla. Al hacerlo, se desencadena un potente sonido de 110 decibelios, cuyo objetivo es disuadir y alertar a quien pueda estar en dos calles a la redonda. Adems, previa configuracin con una aplicacin mvil gratuita, llega un aviso de la ubicacin a tres de tus contactos de emergencia, aunque cuenta con una versin de pago con la que esa lista puede ser ms extensa.

Y otro bonus track: con un servicio de suscripcin mensual, enva la localizacin a una central receptora de alarmas que conecta con la Polica.

«Primero lo diseamos con una funda de silicona blanca, pero nuestros clientes nos han dado un feedback claro: las chicas quieren artilugios chulos que combinen con lo que llevan, as que hemos sacado versiones de otros colores. La realidad es que si no es bonito no lo van a usar. Tambin hay quien quiere accesorios ms discretos, por lo que ya estamos trabajando para sacar en 2025 dispositivos ms pequeos que puedan pasar por una joya«, cuenta Julieta Rueff.

Esta emprendedora pens al principio en un perfil de compradora como ella: una chica joven, urbana, con muchos planes y con necesidad de sentirse protegida. Pero los datos que reciben sobre los usuarios no responden exactamente a ese patrn inicial. Su granada la compran padres y madres y muchos chicos varones: «Ellos son los que ms piden la funda negra y lo quieren para evitar posibles robos de patinetes elctricos. Tambin nos compran chicos del colectivo LGTBQ+«, aade. Segn sus datos, de cada 10 granadas vendidas, seis van destinadas a que las use un hombre.

La ilusin de Julieta, paradjicamente, es que su empresa no prospere: «Una chica nos cont que ya no llevaba las llaves entre los dedos para defenderse, sino nuestro dispositivo colgando del bolso. Es una alegra para nosotros que aporte seguridad, pero ojal nadie tuviese que activarlo jams. Mi objetivo ideal es que entrsemos en bancarrota porque no hiciese falta nuestro gadget. Somos un parche a algo que tiene que solucionarse con educacin», concluye.