Juana Acosta: «Yo he sido inmigrante y las políticas que no apoyan a los inmigrantes me encogen el corazón»

La actriz colombiana y espaola estrena la pelcula ‘La fianza’ tras 25 aos de carrera

Siempre quedan rescoldos de lo que uno fue por ms cambios que atravesemos. Al menos, eso es lo que exhibe Juana Acosta (Cali, 1976) en su nueva pelcula, La Fianza, donde se difuminan sus races colombianas con las costumbres que ha adquirido despus de cuarto de siglo viviendo en Espaa en una cinta que, en esencia, habla de la inmigracin. «Llevo aqu toda mi vida, pero yo he sido una inmigrante que nunca pens que se iba a quedar», cuenta. «Aunque ahora te hablo desde el punto de vista de una ciudadana espaola, porque ya tengo el pasaporte, las polticas que no apoyan a los inmigrantes me encogen el corazn«, se lamenta.

La actriz colombo-espaola interpreta a Ana, «una mujer que intenta con muchsimo esfuerzo ser parte de una sociedad [la espaola] que no se lo ha puesto fcil, que no la ha abrazado. Por eso apoya su identidad en el dinero y el artificio. Y a medida que avanza la pelcula, se le van cayendo las capas», explica. «Todos los inmigrantes vivimos cierto proceso de desarraigo que tiene que ver con cmo cada cual sobrevive o intenta entrar en una sociedad que es distinta a la de uno», cuenta.

Drogas, mentiras y… salsa. Esas son las tres claves de esta pelcula «de actores». Porque la historia es en gran parte un mano a mano entre Acosta y su compatriota Julin Romn, aunque ella reconoce haber tenido «todo el peso de la pelcula» sobre su espalda. «Me ha aportado bastante libertad y he podido dar un salto expresivo muy grande». Sobre todo porque Acosta pudo rescatar esa mscara dramtica y teatral que ya visti sobre los escenarios cuando estren su obra El perdn. En esta ocasin, el filme se acercaba mucho a la puesta en escena del teatro: una sola ubicacin, un elenco de tres personas y un tiempo de accin muy, muy breve. «Fue un ejercicio a muchos niveles muy interesante», analiza, siempre partiendo del bagaje que la acompaa.

En realidad, echando la vista atrs, despus de 25 aos labrando una carrera en Espaa, el balance de Juana Acosta es «positivsmo»: «A m Espaa me abraz y me abri todas sus posibilidades. Me permiti no desvincularme del mercado latinoamericano, que al fin y al cabo tambin es el mo», cuenta, comparndose con la situacin que atraviesa su personaje y la que ella vivi al mudarse.

Y es que la actriz siempre se ha aferrado a su tierra a travs de diferentes iniciativas profesionales. La ms reciente, el estreno en Colombia de Al otro lado del jardn, un filme que ha producido la productora que fund junto a su hermana y con la que puede comprender la otra cara de su profesin. «La primera palabra que me viene a la cabeza es paciencia: como actor no se es consciente de todo el trabajo que hay detrs de cada proyecto para levantarlo antes de que se puedan llevar a cabo», punta.

Juana Acosta se ha sumido de lleno en un «aprendizaje» que tambin encara en su vida personal. Su hija Lola ya es mayor de edad y, segn cuentan las malas lenguas, trabajarn juntas el ao que entra. «Estamos las dos sper ilusionadas. Lola tiene toda la vocacin y todo el talento», cuenta. Su amor de madre no es bice para que su hija d sus primeros pasos en el mundo de la interpretacin: «Siento responsabilidad constante con ella a todos los niveles, pero ha escogido un camino que ya conoce porque ha crecido en una familia de actores».

Las carteleras y parrillas televisivas de 2025 vern el nombre de Juana Acosta con bastante frecuencia. Estrenar Medusa, en Netflix, rodada en Colombia -siempre quedan rescoldos, decamos-, Matices, una serie en Sky Showtime y volver a trabajar junto al director lex de la Iglesia. Pero todo el trabajo, que no deja de agradecer, tambin le genera una necesidad: «Voy sin parar y tengo unos ritmos de vida muy intensos. Quiero ser ms consciente de m misma, de lo que me pasa y lo que pasa en el mundo. Al 2025, quizs le pedira un poco ms de pausa».

«las polticas que no apoyan a los inmigrantes me encogen el corazn» Pues qu quieres que te diga, si hay que elegir entre la seguridad de nuestras fronteras o que vivas con el corazn encogido, ms vale que vayas mucho al yoga, o al psiquiatra.