Bajo las baldosas, un vergel: levantar cemento para reverdecer ciudades

La idea surgió una tarde, en Ámsterdam. Los miembros del colectivo (en español: ) se preguntaron qué pasaría si los holandeses decidieran arrancar las baldosas de sus patios para que, de la tierra, brotaran las plantas. Era 2019 y Eva Braaksma, miembro del colectivo y directora de la agencia creativa Frank Lee, desarrollaba campañas de concienciación ambiental para las ciudades de Ámsterdam y Róterdam. Unos meses más tarde, la pandemia encerró a todo el mundo en sus casas. Entonces, A la fecha de publicación de este reportaje, casi 15 millones de baldosas se han arrancado en los Países Bajos, y subiendo. La clave, dice la directora de Frank Lee al teléfono, es la competencia. Desde marzo hasta noviembre, cada año, distintos municipios y ciudades se desafían en lo que la agencia llamó (algo así como “levantamiento de baldosas”): una carrera de ocho meses por reverdecer aceras y jardines.

Pero para Cecil Konijnendijk, director del Natural Based Solutions Institute y creador de la , la iniciativa ha ido más allá de la concienciación por las dimensiones que ha adquirido. Una de las razones que lo vuelve particularmente exitoso es la “posibilidad de contar el número de baldosas”, señala Konijnendijk, “así han logrado un fuerte compromiso”. Utilizando la matemática empleada por el equipo de Frank Lee en el primer año del certamen, el ha transformado, desde sus inicios, 153 hectáreas de pavimento en jardines, unos 215 campos de fútbol. “Naturalizando la superficie, aumenta la capacidad de drenaje y la presencia de vegetación, esto regenera la biodiversidad, enfría las ciudades y facilita la gestión del agua”, observa el experto.

A comienzos de noviembre, cuando la competición termina, anuncian a los ganadores de cada encuentro. Pero el verdadero partido se juega en las menciones especiales. La Baldosa de Oro, para la ciudad que más cemento haya retirado, y la Pala de Oro, para la que más metros cuadrados verdes por habitante haya conseguido. Este año, Venlo, una ciudad al sureste del país, se hizo con ambas.

La estrategia planteada por el ayuntamiento consiste en dos líneas de acción. Para colaborar con los vecinos, cuenta Bongers, pusieron a disposición un . Al retirar las baldosas de sus jardines, los ciudadanos solo tienen que llevarlas hasta la acera.Cuando el pasa a recogerlas, entrega a los dueños de la propiedad un código donde deben llenar un formulario. De esta manera, la administración comprueba la cantidad de baldosas retiradas y los vecinoseligen entre una variedad de plantas —adquiridas con fondos públicos— para colocar en su lugar.“Las especies que seleccionamos son casi todas nativas, pero también las hay de regiones como España”, comenta Bongers. Y argumenta: . En cinco días hábiles, las plantas son entregadas en los domicilios que las solicitaron.

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