EE UU se pone en alerta ante el posible efecto imitación del atentado de Nueva Orleans

Los turistas y la música han vuelto al Barrio Francés de Nueva Orleans. Este sábado, una banda de trompetas y trombones recorría las callejuelas del centro histórico. De los bares de Bourbon Street brotaban de nuevo las notas de jazz, de blues o de rock. Bajo la mirada de una fuerte presencia policial, a pie, a caballo o en coches patrulla, colas de visitantes aguardaban mesas en los restaurantes que ofrecen las especialidades locales, desde la sopa gumbo al estofado de carabineros. Hasta llegar a la esquina de Bourbon Street y Canal Road: aquí, donde lanzó su vehículo contra la multitud que celebraba el Año Nuevo y mató a 14 personas, lo que impera es el silencio.

De un lado de la esquina, 14 cruces improvisadas portan las fotos de los fallecidos, obtenidas de recortes de periódico. Del otro, la pared se ha convertido en un punto de homenaje, donde los transeúntes depositan velas, muñecos de peluche, collares de carnaval. El Consulado de Francia ha dejado una corona de flores. Un artista completa un mural. En torno a los nombres de los muertos, se invita a quienes pasan a dejar escrito un mensaje de ánimo. Un camión de policía protege el acceso; también se han desplegado unas barreras protectoras móviles apodadas arcos, ausentes en Nochevieja y que la jefa de Policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick, ha reconocido que no sabía entonces que dispusiera de ellas. Desde el jueves están por todo el Barrio Francés.

Los equipos de transición del presidente saliente, Joe Biden, y de Trump han estado en contacto acerca de la ceremonia de investidura tras el ataque de Nueva Orleans, según revelaba la Casa Blanca este fin de semana.

El hecho de que actuara solo sirve de poco alivio a los investigadores. “Un lobo solitario es bastante más preocupante y peligroso para los encargados estadounidenses del antiterrorismo. Es mucho más difícil para los servicios de inteligencia y para las fuerzas de seguridad descubrir sus planes. Eso es aún más complicado si el atacante se ha radicalizado a sí mismo, recibiendo inspiración y guía de la propaganda del ISIS a través de internet”, apunta Marc Polymeropoulos, del Centro Scowcroft para la Estrategia y la Seguridad del think tank Atlantic Council.

“Aunque por supuesto es un alivio saber que no hay seguidores del Estado Islámico campando por Nueva Orleans y amenazando la seguridad pública, no hay que bajar la guardia. Los métodos de un lobo solitario que utiliza un vehículo para atacar son muy fáciles de imitar y presentan unos desafíos inmensos a las estrategias de contrainteligencia de detección-interrupción-disuasión que han sido tan efectivas en el pasado”, añade el experto.

A este riesgo se suma, según el informe, el que otros usuarios en internet han citado ataques como el de Jabbar para lanzar “llamamientos generales a la violencia contra grupos específicos, incluidos inmigrantes y musulmanes”.

En el Barrio Francés, mientras tanto, los grupos de turistas continúan sus visitas guiadas por rutas supuestamente fantasmagóricas o se aglomeran en las galerías de arte y tiendas de recuerdos. Aunque la sensación de seguridad es frágil: las luces y la sirena de una ambulancia a toda velocidad hacían enmudecer durante unos segundos a los comensales de un restaurante en una de sus calles principales, Royal Street. “Lo siento, no es mi sonido preferido últimamente”, se disculpaba una camarera, al seguir tomando nota de una comanda fugazmente interrumpida.

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