Musk y Putin, la doble injerencia que inquieta en Europa

Ya no es solo Rusia. La injerencia en los procesos democráticos europeos viene también de Estados Unidos. Y provoca nervios en algunas capitales a unas semanas de las elecciones generales en la primera economía de la Unión Europea, y su país más poblado, Alemania.

La amenaza, vista desde Berlín, Londres o Bruselas, no es solo el presidente ruso, Vladímir Putin, y la llamada guerra híbrida, ni los intentos de desestabilizar campañas electorales. El caso más reciente fueron las elecciones presidenciales en Rumania del pasado noviembre, suspendidas por el Tribunal Constitucional por la supuesta campaña de desinformación y manipulación en favor del candidato de extrema derecha y prorruso Calin Georgescu.

Hoy aparece otra forma de injerencia, ni clandestina ni ilegal, sino a cara descubierta y descaradamente reivindicada. Es la injerencia que practica , que asumirá sus funciones el 20 de enero.

En el Reino Unido, los ataques de Musk contra el primer ministro, Keir Starmer, se han convertido en uno de los problemas más urgentes que afronta el Gobierno laborista. El multimillonario señala en X a Starmer con acusaciones apocalípticas y un propósito claramente incendiario. En Alemania, y después de ser objeto también de mensajes difamatorios del magnate tecnológico, el canciller Olaf Scholz ha llamado este sábado a la “calma” ante “las declaraciones erráticas de un milmillonario de EE UU.”

En el Reino Unido, Musk ha resucitado un escándalo de hace 10 años que conmocionó a los británicos para cargar directamente contra Starmer, que estaba entonces al frente de los fiscales. , según un informe independiente encargado por el Gobierno. “Starmer debe dimitir y hacer frente a la acusación por su complicidad en el peor crimen en masa cometido en la historia del Reino Unido”, ha escrito Musk.

“Rumania es un caso de estudio muy interesante sobre cómo nuestra democracia puede ser vulnerable”, remarca el veterano analista rumano Radu Magdin. Este caso, según Magdin, sirve de lección sobre la necesidad de mejores y más transparentes leyes sobre la financiación de campañas partidistas en redes y colaboraciones pagadas con influencers que acumulan millones de seguidores.

Marietje Schaake, autora del libro The Tech Coup: How to Save Democracy from Silicon Valley (El golpe tecnológico: cómo salvar la democracia de Silicon Valley), explica: “Cuando Musk abiertamente tuitea sus opiniones, o hace un donativo, es algo distinto del papel no transparente que los algoritmos de X ejercen a la hora de movilizar votantes. Resulta perturbador verlo usando su voz, su riqueza y su plataforma en los medios sociales para apoyar a los líderes de la extrema derecha nacionalista. Musk ocupa demasiadas funciones sin los necesarios contrapesos y controles”.

El debate alemán no es solo político. Es periodístico. En las redacciones de Die Welt y Welt am Sonntag, las discusiones han sido intensas y ha dimitido la jefa de Opinión, Eva Marie Kogel. Junto al artículo de Musk, el diario publicó otro de su redactor jefe, Jan Philipp Burgard, contradiciéndolo. Axel Springer no es un grupo mediático cualquiera. Desde la posguerra figura en sus estatutos el apoyo a Israel. De ahí, la sorpresa para algunos lectores al ver en sus columnas una petición de voto para un partido que el propio diario califica de “en parte antisemita.”

Marietje Schaake, la autora de El golpe tecnológico, cree que la receta ante las injerencias es más transparencia y rendición de cuentas. “De modo general”, dice, “la distribución de información y la financiación de campañas y candidatos es aceptable mientras se enmarque en los límites de la ley”. Y avisa: “Creo que es el momento de revisar críticamente las leyes actuales para evitar las interferencias inadecuadas”.

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