Israel y Hamás ultiman un acuerdo de tregua en Gaza que liberará a 33 rehenes en una primera fase

Tras meses de conversaciones de paz de forma indirecta entre Israel y Hamás, ambas partes nunca estuvieron tan cerca de llegar a un acuerdo como lo están ahora en Doha, capital de Qatar. Así lo expresó este martes el portavoz del Ministerio de Exteriores catarí. Pero nadie quiere dar nada por sentado y todas las partes implicadas se esfuerzan en extremar la prudencia. A medida que avanzan las horas trascienden más detalles sobre las fases del acuerdo y también afloran las críticas internas dentro del propio Gobierno de coalición israelí por parte de su sector más ultra.

Cada avance del último momento parece estar acompañado de obstáculos. Una fuente no identificada de Hamás indicó este martes a la agencia Reuters que aún no ha entregado su respuesta a los mediadores porque Israel no ha presentado mapas de la retirada de sus fuerzas de Gaza. Por otro lado, la misma agencia informó de que el grupo islamista Yihad Islámica, independiente de Hamás y que también cuenta con un número indefinido de rehenes en su poder dentro de la Franja, informó de que había enviado el martes por la noche una delegación a Doha, para participar en los retoques finales del alto el fuego.

El acuerdo de paz, a imagen y semejanza del que presentó a las partes el pasado mayo la Administración de Biden, se compone de tres fases. En la primera, Hamás entregaría 33 rehenes entre la centena que la organización palestina y otros grupos islamistas albergan en su poder desde el 7 de octubre de 2023. Un tercio de esos rehenes están muertos, pero las familias reclaman sus cadáveres. De salir adelante el acuerdo, los primeros en abandonar la Franja serían mujeres, menores, enfermos, heridos y mayores de 50 años. A cambio, Israel iniciaría la retirada progresiva de sus tropas en el norte de Gaza y liberaría a 1.000 presos palestinos, algunos de ellos con condenas de varios lustros por cumplir. Los presos que participaron en la matanza del 7 de octubre, donde murieron 1.200 palestinos y 251 fueron secuestrados, no podrán beneficiarse de ese intercambio.

Esa primera fase está previsto que dure seis semanas. Y mientras se ejecuta, a partir del 16º día de la firma, comenzarían a negociarse los detalles de la segunda fase. Tendrá que dirimirse entonces la retirada del ejército en varias zonas de la Franja, el regreso de los gazatíes al norte de Gaza y la entrega de los restantes rehenes, incluido los cadáveres de los muertos. Las familias de los cautivos que no entran en el grupo de la primera entrega temen que las negociaciones se interrumpan justo cuando aún queden por liberar a los suyos. Temen también que Hamás aproveche la oportunidad para reagruparse y las negociaciones de canje de presos se eternicen. En el tercer y último tramo del pacto se incluirán discusiones a largo plazo sobre la nueva Administración que gobernará en la Franja.

Aunque las voces optimistas resuenan desde la Casa Blanca hasta Qatar, en Israel ese optimismo también llega mezclado con críticas. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, líder del partido ultraderechista Poder Judío, publicó este martes un vídeo en la red social X en el que hacía un llamamiento a otro miembro ultra del Gobierno, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, líder del Partido Sionismo Religioso, para que se una a él y adviertan a Netanyahu de que abandonarán el Gobierno si firma el acuerdo.

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