“Llegamos todos vivos [a Navidad]. Yo, pero también vosotros”. Carlo Ancelotti se despidió el pasado 22 de diciembre de la prensa con una sonrisa pilla después de la convincente victoria ante el Sevilla, una buena tarde para el Madrid que pareció apuntalar la mejoría del equipo tras un inicio de curso con demasiadas dudas y varios revolcones. Sin embargo, tres semanas más tarde de aquella escena de alivio para el italiano, y con la pesada carga del repaso del Barcelona en la final de la Supercopa, afloró el Carlo Ancelotti más cortante, seco y serio con la bancada de medios. Una versión desconocida en Valdebebas en un técnico envidiado por la gran mayoría de sus colegas por su capacidad para manejarse en el engorro de las ruedas de la prensa.
El tono y el gesto grave de Carletto este miércoles, que hasta ahora había abordado o esquivado con facilidad los asuntos más espinosos, no hizo sino confirmar la preocupación interna que genera el estado del Madrid después de cinco meses de fútbol mejorable, dos goleadas azulgranas y problemas recurrentes en el armazón defensivo. “No es tiempo de palabras. Es tiempo de hechos”, reaccionó una fuente del club, que se quejó de la crítica “tan despiadada” de la prensa. El lunes, desde la dirección deportiva de la entidad habían insistido en que mantenían su confianza en el técnico.
No resulta complicado seguir la trayectoria del Madrid en este curso tan pedregoso a través de las palabras de Ancelotti. Lanzó dos alertas públicas sobre el rendimiento de los suyos todavía en agosto, tras los empates en Mallorca y Las Palmas; apeló de forma urgente al “sacrificio, concentración y trabajo colectivo” después del 0-4 del clásico y el 1-3 del Milan; trató de rebajar la tensión ambiental mediante bromas con los periodistas antes de viajar a Girona; y dos semanas más tarde admitió que los meses previos había estado “más nervioso de lo normal” y que en agosto vio “difícil recuperar la actitud”. Y ahora, con el engrudo del 5-2 del Barcelona aún en proceso de digestión, mostró un lado cortante del que no había habido noticias, al menos, en esta segunda etapa en el Bernabéu. “No soy el mejor, pero tampoco el más tonto”, respondió cuando le preguntaron si había habido alguna crítica que le hubiera molestado.
En Yeda, con el 5-2 caliente, Ancelotti no quiso particularizar en Lucas Vázquez y Tchouameni, dos de los jugadores más señalados en una zaga muy castigada por las lesiones y la insistencia del club, hasta la fecha, en no acudir al mercado. Pero este miércoles sí volvió a proteger al francés. “Sigo convencido de que lo ha hecho bien [como central]. Hablan los datos. Tengo en cuenta que no es su posición ideal. Cuando regrese Alaba [no convocado contra el Celta, aunque podría tener minutos ante Las Palmas 13 meses después], no tendremos la emergencia y volverá a su sitio, como pivote”, subrayó. Ante el Celta, anunció a Lunin bajo palos (Courtois descansa) y dijo que alineará “el mejor equipo posible“.
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Source: elpais.com