Sin rastro de Ansu Fati en el Barcelona

Ansu Fati no corrió a celebrar la Supercopa de España cuando Gil Manzano pitó el final del partido. Caminó sobre el césped hasta llegar a sus compañeros. Aquel día le habría gustado ser importante, como lo fue en el pasado, y quedó tocado. Ni siquiera había sido convocado: viajó a Yeda, pero no fue alistado ni para la semifinal —donde le pasó por delante Toni Fernández, jugador del filial— ni para el clásico. Tres días después, en octavos de final de la Copa del Rey contra el Betis, seguía sin haber rastro de Ansu Fati (22 años, Guinea-Bisáu) en la convocatoria. La joven promesa se diluía y el ‘10′ se ha dejado de ver sobre el campo. Las alarmas empiezan a saltar.

Este miércoles, contra el Betis, en un partido en el que el Barcelona venció cómodamente, Fati podría haber tenido minutos. Pero vio el encuentro desde la grada. “En conjunto el equipo está en forma, tenemos menos jugadores lesionados. Decido a raíz de los entrenamientos. Para Ansu no ha sido fácil. Empezó muy bien la pretemporada, pero se lesionó y se volvió a lesionar. Tiene que entrenar y demostrarnos que mejora”, aseguró Flick entonces. Dos mensajes seguidos de un entrenador que confiaba, como el club al inicio del curso, en recuperar el mejor nivel de Ansu. Un entrenador, también, que ha dado varias oportunidades a jugadores cuestionados como a Frenkie de Jong.

La situación contrasta con la del inicio de temporada. “Tiene una calidad realmente buena. Le veo muy bien, diferente a cuando había estado con él en Brighton. Pero creo que ahora necesita algo de tiempo”, aseguró entonces Flick, que había hablado con Ansu, y el jugador había aceptado su rol. Pero una fascitis plantar le obligó a olvidarse de la gira americana y de los primeros partidos. Y después, otra lesión muscular en el bíceps femoral. Aquel día aseguraban desde la Ciudad Deportiva que había hecho un buen entreno. Entre ambas bajas pasó 84 días lesionado y se perdió 11 partidos. Pero la confianza parece haberse esfumado: este curso tan solo ha sumado ocho encuentros, acumulando un total de 186 minutos. Tan solo en uno de ellos salió de inicio, contra el Sevilla, y ni siquiera fue titular en dieciseisavos de final de la Copa del Rey contra Barbastro, donde jugó media hora e intentó reconciliarse con la portería, aunque con poca confianza en la finalización.

Una consecuencia, quizás, del posible síndrome de los isquios cortos que aseguran algunos médicos que podría padecer; un problema que genera más rigidez en ese músculo y le provocaría no poder hacer esfuerzos prolongados o carreras continuadas. Hace tres años Fati decidió no operarse del bíceps femoral, optando por rehabilitación pese a la insistencia del club y condicionado por el sufrimiento de sus numerosas operaciones de rodilla. Una situación en general preocupante para el joven delantero, que ve cómo su valor de mercado también disminuye. Según la web Transfermarkt, Fati ha caído en picado desde los 80 millones de euros que rondaba en octubre de 2020 a los 10 millones a finales del pasado diciembre.

Sin embargo, su coste salarial sigue teniendo un gran peso dentro de la plantilla. De momento, tiene contrato hasta 2027 y el mercado de invierno termina el 3 de febrero. Aún queda tiempo para decidir su continuidad o una posible cesión de seis meses con el mal recuerdo de su erasmus en el Brighton. García Pimienta, técnico del Sevilla, desea contar con él, pero las relaciones entre ambos clubes no son las mejores y el historial de lesiones y el gran valor de su ficha son un inconveniente. De momento, fuera de los planes de Flick, sigue sin haber rastro de Ansu Fati.

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