Badosa topa con la arrolladora ley de Sabalenka

Con ella no hay escapatoria que valga, solo cabe ir de frente y tratar de hacerle perder el paso. A ver si se trastabilla o se nubla en algún instante. Y en ello está la catalana, poco importa que ese posible 3-0 se haya transformado en una serie de cuatro juegos encajados, de repente 2-4. A seguir, no queda otra. Remar y remar, brazada a brazada, a la espera de que llegue el momento. Sigue fría, metida en harina, sin descentrarse. Pero no se abre la puerta ni a tiros. La de Minsk carga y carga, y a base de acelerar y de ese sinfín de atropellos intencionados, cierra el primer set con 14 tiros ganadores y sin brindar más opción que el espejismo del arranque. Violenta orfebrería. Para entonces ya ha oscurecido en Melbourne, otoño este jueves, y se ha cerrado la cubierta retráctil de la central porque las nubes que avisaban desde la mañana ya gotean. Difícil, muy difícil, pero hay que creérselo, Paula.

El problema es que se produce un patinazo. La española cae en un desplazamiento lateral y enseña enseguida el pulgar, todo ok, sigamos; no quieren, pero inevitablemente sonríe la una a la otra. Y al levantarse, he aquí el resbalón, Badosa cede de entrada el servicio y la rampa del segundo set se inclina sobremanera. El Himalaya entero por delante. Corriente en contra frente a esta Sabalenka, o el más desagradable de los escenarios. La número uno (26 años) aprieta como la anaconda y acompaña cada zarpazo que lanza de esos gritos rasgados que expresan la voluntad de romper la pelota, de seguir ahí arriba en la cima, dominando más si cabe. Un gancho tras otro, derechas y reveses poderosísimos. Oda a la demolición. La descarga es bestial. En total son 32 golpes ganadores frente a 11. ¿Qué hacer? Seguir, seguir o seguir, porque lo otra opción sería rendirse, y va a ser que no. Pero no hay quien frene a la tigresa.

Y ahí que seguirá Badosa intentándolo, eso seguro.

Es la ley de Sabalenka. “Ha jugado como una número uno, le salía todo: direcciones, líneas, agresividad. Le salía todo… Esperaba un nivel bueno, pero quizá no tanto. Ha sido uno de los mejores partidos de su vida. A veces, cuando compites contra ella sientes que está jugando a la videoconsola, a la Play Station. Por momentos era como: ¿qué está pasando? No tienes tiempo para pensar”, describe.

Una vez sellado el torneo, Badosa avala el recorrido de fondo, la ascensión del último año. “Creo que, a partir de junio, estoy en el top-5 de las que más han ganado hasta ahora. Y ahí es donde quiero estar, top-10, top-5, jugando estas rondas; muchas veces contra Aryna en las semifinales, con Iga, con estas jugadoras. Es lo que me hace feliz y lo que me motiva cada día”, apunta.

Los precedentes entre las finalistas señalan la superioridad de la europea: cuatro victorias a una, tres seguidas hasta hoy.

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