Embárcate en un viaje al pasado, visitando estas haciendas coloniales en Yucatán

Durante la época colonial, Yucatán vio surgir grandes haciendas maicero-ganaderas, establecidas por los colonizadores españoles. A finales del siglo XVII, las antiguas familias propietarias de estas haciendas las transformaron en henequeneras.

El henequén es una planta agave nativa de Yucatán, cultivada por los mayas desde la época prehispánica para la fabricación de .  Como materia prima, era tan versátil y lucrativo que fue apodado el «oro verde» de la región. Durante más de 100 años fueron la base de la economía de la península. Sus fibras eran utilizadas para la fabricación de sogas, cuerdas y productos derivados, que llegaron a venderse en mercados lejanos de Europa y Estados Unidos.

dos fantásticas opciones, a menos de una hora de Mérida:

A tan solo 40 minutos al este de Mérida, se encuentra un lugar que los mayas llamaron Mul Chac o ‘Cerro Rojo’.

A principios del año 2000, los actuales propietarios se dedicaron a rescatar la historia que reposaba entre sus muros. Gracias a su gran esmero, hoy podemos disfrutar de un espléndido lugar con nueve habitaciones, magníficamente restauradas para lucir como en sus mejores épocas.

Te puede interesar:

En tu estancia, verás cómo las comodidades de la modernidad se combinan con la nostalgia de una atmósfera mágica, llena de aromas y sabores únicos. Además, su conveniente ubicación es ideal para conocer los atractivos del Mundo Maya en Yucatán: zonas arqueológicas, ciudades coloniales, reservas naturales, hermosos cenotes y su famosa gastronomía.

Sin duda, la hacienda destaca entro otras por su gran tamaño. En el pasado, esta enorme propiedad llegó a contar con once mil hectáreas de tierra y más de dos mil cabezas de ganado vacuno, equino y porcino. Durante el auge del henequén, la hacienda se pavoneaba con su impecable casa principal, de amplios salones, techos altos, enormes ventanales y vibrantes jardines llenos de exuberante vegetación.

Todavía conserva su aura europea, ya que mantiene los muebles originales de la época. En su fachada lateral, un bello arco morisco inmortaliza las dos mil cabezas de ganado que, en su momento, pastaron por los verdes campos que rodean la hacienda

La hacienda también alberga una gran plaza central, rodeada por el cuarto de máquinas, la desfibradora, las bodegas, la tienda de raya, la escuela y la enfermería. emblemas de un brillante pasado que se niega a morir.

ofrece una única amplia habitación de dos camas dobles como refugio para aquella pareja deseosa de perderse en el tiempo y alejarse del mundo, bañarse en una tina de piedra al aire libre, con agua limpia y cristalina, rodeados de los sonidos y colores de la selva maya.

Sigue leyendo:

Una civilización anterior a los mayas creó un asombroso sistema de trampas para pescar

Pomuch: la villa maya que desentierran a sus muertos para volver a acariciarlos 

Revelan entierro masivo con más de 100 niños mayas sacrificados en Chichén Itzá