El motor de la máquina trituradora de papel resuena en las oficinas ya casi desiertas de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) en Jerusalén Este, bajo ocupación israelí, cuyas autoridades han anunciado la prohibición de esta institución a partir de este jueves. En las últimas semanas se ha sacado numerosa documentación, se ha digitalizado el archivo y muchos otros papeles se destruyen, como los que salen de la máquina con aspecto de espaguetis blancos antes de ser introducidos en bolsas de basura negras. “Ni en mis peores pesadillas quería ver esto”, lamenta entre lágrimas, mientras mete objetos personales en una caja de cartón, una europea empleada desde hace casi dos décadas y que no está autorizada a dar su nombre.
La nueva legislación aprobada hace tres meses en el Parlamento israelí prevé diversas prohibiciones, tanto en su territorio como en el palestino, desde el 30 de enero sobre esta institución de la ONU, principal soporte de millones de palestinos en la región. Todo, en plena guerra de Gaza, donde la UNRWA distribuye la mitad de la ayuda para hacer frente a la emergencia, según datos de la propia agencia.
La medida israelí será “desastrosa” y “pondrá en peligro la respuesta humanitaria internacional” en un momento en que “debe aumentarse significativamente” para no “empeorar las ya catastróficas condiciones de vida de millones de palestinos”, señaló este martes ante el Consejo de Seguridad de la ONU En su intervención, recordó que el mandato que cumplen, que abarca también sanidad y educación, es intransferible; no está en manos de Israel, sino de Naciones Unidas.
La nueva Administración estadounidense liderada por el presidente Donald Trump, principal aliado del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha apoyado la medida de acabar con la UNRWA. Se trata de una “decisión soberana” de Israel que EE UU “apoya”, ha afirmado desde la sede de Naciones Unidas la representante de ese país norteamericano, Dorothy Shea, que ha dado a entender que hay otras vías alternativas de asistir a los palestinos.
Por un lado, el Parlamento de Israel ordena el cierre de las instalaciones en Jerusalén; por otro, prohíbe todo contacto del personal de la agencia con las autoridades del Estado judío. De esta forma, la medida que está a punto de implementarse, si nada lo impide a última hora, llega en un momento crítico, con la población de Gaza sacudida por la crisis más crítica de su historia y por la guerra, pese al alivio de la tregua que está en vigor desde hace una decena de días y que, según Lazzarini, tiene en la UNRWA un pilar importante en su mantenimiento.
Esa imposibilidad de interactuar con los israelíes, una medida en forma de “nebulosa”, poco concreta y que la ONU no sabe cómo se va a aplicar, arroja serias dudas sobre la atención que reciben cientos de miles de habitantes de la Franja. Así lo sostiene el portavoz de la UNRWA, Jonathan Fowler, en las oficinas de la agencia en Jerusalén Este. La medida, entiende, también deja en el aire la presencia de la institución en Cisjordania, asimismo ocupada por militares israelíes y colonos judíos y donde la violencia ha aumentado coincidiendo con el alto el fuego en la Franja. Fowler no duda de que estamos ante un ataque al “multilateralismo” por parte de Israel.
“No tenemos nada que esconder” comenta Fowler delante de las bolsas de papel triturado, pero se hace “por precaución”, añade sin ocultar el temor a que en breve las instalaciones en las que se encuentra sean asaltadas. No importa que dependan de Jordania, a cuya administración la ONU paga un “modesto” alquiler desde 1951 y sobre las que Israel no ha empezado a presionar hasta hace poco.
Por eso, no es raro que el grupo de atacantes y alborotadores israelíes que lleva meses impulsado por el vicealcalde de la ciudad, Arieh King, hostigando las instalaciones y al personal de la UNRWA en Jerusalén Este, haya convocado una manifestación para la mañana del jueves, cuando ya deberían estar vacías las oficinas. King ha anunciado que el acto servirá para escenificar la “victoria” frente a una organización “nazi”, como califica a la UNRWA, informa Efe.
Solo en esta ciudad hasta 70.000 personas, gran parte población vulnerable, se beneficia de la sanidad gratuita de la UNRWA. En cuanto a los colegios para niños de hasta 14 años o la escuela de formación profesional de Kalandia, han decidido que cierren por seguridad hasta el domingo. A partir de entonces desconocen si podrán seguir operando o qué tipo de presión o actuación habrá por parte de Israel. “¿Mandarán a policías a cerrar la verja? No tenemos ni idea”, señala el portavoz.
El Estado judío apoya su veto en la acusación de “terrorismo” sobre una docena de gazatíes de la UNRWA, de los 33.000 trabajadores de la agencia, que no acepta esos argumentos al considerarlos, en parte, infundados.
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Source: elpais.com