Trump amenaza con desatar una era de guerras comerciales y aranceles generalizados

Trump ha admitido que sus planes acarrearán “disrupciones a corto plazo” en los mercados, pero ha restado importancia a las consecuencias. Los ciudadanos estadounidenses sabrán entenderlo, ha asegurado en declaraciones en el Despacho Oval durante la firma del nombramiento del nuevo secretario del Interior, Doug Burgum. Los aranceles, ha sostenido, ayudarán a Estados Unidos a reducir sus déficits comerciales y “van a hacernos muy ricos y muy fuertes”.

Trump también ha declarado que está dispuesto a imponer aranceles a los países de la Unión Europea, el principal socio comercial de Washington, porque considera que el bloque ha tratado mal a Estados Unidos. “No aceptan nuestros automóviles, no aceptan nuestros productos agrícolas, no aceptan casi nada”, se quejaba este viernes. “Padecemos un déficit enorme con la Unión Europea. Así que vamos a hacer algo muy sustancial con la UE”.

Cuál vaya a ser el plazo que tenga en mente para gravar productos europeos aún no está claro. Poco antes, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, había precisado en su rueda de prensa periódica que el presidente aún no cuenta con un calendario para ello. Leavitt tampoco quiso indicar si el presidente estadounidense se plantea gravámenes generales a la UE en su conjunto o si iría país por país.

El presidente republicano sí tiene en mente un plazo, el día 18 de febrero, para imponer aranceles sectoriales sobre el petróleo y el gas. Para el acero, el aluminio, “este mes, o el que viene”. Contra el cobre “tardará más”. También gravará los semiconductores y los productos farmacéuticos.

Las advertencias de Trump de imponer aranceles a los bienes de países vecinos y socios comerciales en el acuerdo T-MEC habían puesto en guardia a las empresas y consumidores estadounidenses sobre la posibilidad de una drástica subida de precios en productos de todo tipo, desde los aguacates a la gasolina, pasando por la madera o los componentes de vehículos. Al encarecer las importaciones, el precio final para el ciudadano acaba subiendo.

Ello podría desencadenar la vuelta de la inflación, el gran problema que perjudicó a los consumidores estadounidenses durante el mandato de Joe Biden y que, pese a haber quedado finalmente bajo control, jugó un importante papel en la derrota electoral de los demócratas en noviembre pasado. Durante la campaña electoral, Trump prometió medidas que bajarían los precios desde su primer día en el cargo.

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