—No, nadie nunca nos informó —ha contestado ella.
—¿No les informaron a las jugadoras?
—No.
—¿Ningún miembro de los que están acusados le ofreció o le habló sobre la posibilidad de poner en marcha el protocolo de acoso, como dice el propio protocolo de acoso? —le ha interrogado María José López, la abogada que ejerce la acusación particular del sindicato AFE.
—“No. Y yo lo supe después, cuando ya [Miguel] García Caba [entonces director de integridad de la RFEF] me dice de hacer este protocolo, pero nunca me dice de qué protocolo se trataba. Y nunca supe si en la federación estaba marcado un protocolo de acoso, porque la verdad nunca nos dieron ninguna reunión ni nada informándonos sobre esto” —ha respondido.
La jugadora también ha narrado cómo Rubén Rivera, entonces responsable de marketing y acusado de un delito de coacciones, le dio un teléfono para que hablase con García Caba para participar en un “proceso de protocolo de la federación”, es decir, sin especificar exactamente de qué se trataba. “[Él] me dijo que no estaba obligada, pero que había que hacerlo porque es un protocolo interno de la federación y faltaba mi parte para decir lo que había pasado”, ha señalado Hermoso.
El informe redactado por García Caba no solo llegó sin hablar siquiera con Hermoso, sino que además se presionó a trabajadores de la federación para que suscribieran una versión que protegiera a Rubiales. El 22 de agosto de 2023, cuando estaba en la peluquería, la jefa de prensa de la selección fue llamada a declarar ante el departamento de integridad, pero antes de acudir a la sede de la entidad —la Ciudad del Fútbol, en Las Rozas— ya recibió las preguntas y las respuestas que querían que diera. “Ponían que yo había hablado con Jenni Hermoso, y que Jenni Hermoso le había quitado hierro al asunto cuando yo no había tenido ningún tipo de conversación con Jenni Hermoso ni después del beso ni en ningún momento”, ha contado la periodista, que tuvo que editar las contestaciones.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com