El Madrid y el Atlético invitan al Barcelona a la Liga

El Atlético aplacó los empeños del Real Madrid en el derbi con los prolegómenos más volcánicos de los últimos cursos. La solidez del plan de Simeone aguantó las embestidas de los blancos, insistentes hasta los últimos sorbos, cuando Oblak bloqueó un mano a mano de Mbappé. Funcionó la pizarra del Cholo, que escogió cuándo jugar y cuándo dejar hacer un poco, y que se aprovechó además de un penalti que les adelantó en un lance muy aislado. La erupción del volcán del derbi lo que dejó es una invitación a que el Barça, que visita este domingo al Sevilla, se acerque a dos puntos del Madrid, que mantiene la cabeza, y a uno del Atlético.

A tres días de visitar al Manchester City en la ida del playoff de la Champions, no consiguieron más del escenario inicial que planteó el Cholo contra un equipo de velocistas. El pelotón de Ancelotti vagaba con la pelota de lado a lado, bordeando los límites de la fortaleza, sin encontrar la grieta. El Atleti vivía tranquilo tan junto, siempre dispuesto a asustar a la carrera. El Real tocaba y tocaba, miniaturas aquí y allá, entre Bellingham, Vinicius, Mbappé, Rodrygo, Valverde, Ceballos, un tac-tac que la gente de Simeone contemplaba sin que le subieran las pulsaciones. Ni cuando Mbappé alcanzó a pisar el área.

El Madrid había salido con la determinación de probar que aunque formara con los cuatro atacantes no se iba a derretir, y esa parte no salió dañada del derbi. Corría Mbappé persiguiendo centrales, corría también Vinicius. Todos. Poco a poco fueron desgastando el acierto en la salida del Atlético y Valverde y Ceballos recogían balones en el centro. Pero luego, apenas nada. El Atlético aguardaba la desesperación del rival. O su error. Solo las pérdidas abrían espacios para la carrera. El Atleti encontró algo más a Lino por la izquierda, percutiendo sobre el flanco de Lucas Vázquez y Tchouameni, otra vez central.

La tapa del puzle la levantó Rodrygo con dos asaltos por la derecha. En el primero, muy lejano, arrastró a un defensor varios metros hasta que el árbitro encontró la amarilla. Con el segundo ya puso patas arriba el área. Volvió a superar a Galán y echó la pelota atrás a Bellingham. El inglés remató a bocajarro contra Giménez y Mbappé empató con el rechace.

Vinicius se lanzó enseguida por su lado, llegó a la línea de fondo y Bellingham cabeceó su centro al larguero. Se habían abierto las compuertas de la banda izquierda, desde donde le llegó al inglés otra pelota que remató a las manos de Oblak, por donde Vinicius llegó de nuevo hasta el final y obligó al portero esloveno a desviar un tiro casi a quemarropa. El descontrol dejó paso también a las carreras del Atlético, que buscaba amenazar a Fran García con Llorente. Pero tanto el lateral como Asencio solventaron bien el trance.

El partido se había descosido. Vinicius disfrutaba con el nuevo mundo que se había abierto, también porque Simeone había ido introduciendo hombres para el asalto final, como Correa y Sorloth. Había llegado el momento de estirarse después de protegerse. Ancelotti respondió con Modric, Camavinga y, ya en el límite, Brahim. Consiguieron plantar a Mbappé ante Oblak, pero en el esloveno murió el último empeño. El Madrid se va a Mánchester todavía sin ganar una noche de peso y el Atlético, uno de los ocho mejores en la Champions, a descansar aún a un punto del líder.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.